Algunos investigadores creen que este tipo de interacción entre parásitos y huéspedes también podría alcanzar al ser humano, hasta el punto de que estadísticamente la toxoplasmosis se relaciona con la esquizofrenia, el intento de suicidio, la depresión y otras enfermedades neuropsiquiátricas, adjudicando un incremento en el riesgo de quitarse la vida de un 43 por ciento en personas infectadas.
Otros parásitos
José Ramón Alonso, neurocientífico de la Universidad de Salamanca, España, asegura que "la gente implicada en accidentes de tráfico está más infectada por Toxoplasma que la población general […] A menudo contamos la ciencia como si ya supiéramos todo y tuviésemos todas las repuestas, pero lo cierto es que a veces surge una nueva idea que cambia las reglas de juego", sugiere el experto.
Los ejemplos en el mundo animal son abundantes, desde sapos infectados por un tipo de nematodo que los hace permanecer a orillas del agua, hasta saltamontes que se arrojan al agua, con riesgo de ahogarse, para satisfacer las necesidades de un gusano parásito que se ve favorecido por el medio.
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