22 octubre 2022

Cuando vas tarde al trabajo y te atropella un perro

Por: Análisis Crítico
Si no fuera por este video el trabajador hubiese perdido su empleo




Guaido o una apología del fracaso

Por: Análisis Crítico

Citan formalmente a Trump a declarar sobre asalto al Capitolio Fuser News

Por: Luisana Castro


El empresario estadounidense fue demandado por funcionarios electos y de la policía que lo acusan de ser responsable directo de la violencia en el Capitolio.


El expresidente de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump (2017-2021), fue citado este viernes formalmente por el Comité legislativo que investiga el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, para que declare bajo juramento y entregue documentos.

El panel dio a Trump hasta el próximo 4 de noviembre para presentar documentos, mientras que tendrá que declarar «a partir o hacia el 14» de ese mes. Dicho comité votó a favor de citar a Trump para que ofrezca su testimonio en su última sesión pública celebrada el pasado 13 de octubre.

El empresario estadounidense fue demandado por funcionarios electos y de la policía que lo acusan de ser responsable directo de la violencia en el Capitolio.

Un juez de la ciudad de Washington dictaminó en febrero pasado que estas denuncias eran admisibles por considerar que las acciones de Trump ese día fueron “actos no oficiales” que “conciernen enteramente a sus esfuerzos por permanecer en el cargo para un segundo mandato”, lo que, según el juez, no entra en el ámbito de la inmunidad presidencial.

Asalto al Capitolio

El pasado 6 de enero 2021, Trump se dirigió a sus seguidores, quienes durante semanas habían sido influenciados por la “gran mentira” de los medios de comunicación, los movimientos de teoría de la conspiración como QAnon y los grupos neofascistas como los Proud Boys, en la que se aseguraba que Biden había robado las elecciones presidenciales de 2020.

Los disturbios en Washington dejaron cuatro manifestantes y un policía del Capitolio muertos, además de 140 agentes heridos.

Las audiencias del Congreso estadounidense sobre el ataque al Capitolio iniciaron en junio y en el primer encuentro público y televisado, los legisladores manifestaron que “el presidente Trump convocó a la turba, reunió a la turba y encendió la llama de este ataque».

Después de casi un año de investigación, el comité de la Cámara de Representantes mostró testimonios grabados en vídeo de altos funcionarios de la gestión de Donald Trump, así como trabajadores de la Casa Blanca y de la campaña.

Por su parte, Ivanka Trump -hija del expresidente- condenó en su momento la violencia generada por los grupos simpatizantes de su padre, en una medida desesperada por mantenerse al frente de la nación norteamericana.

Posteriormente, Trump criticó a su hija Ivanka Trump, por las declaraciones ofrecidas durante el interrogatorio del Comité.

El republicano tachó como una «burla a la justicia» y «parodia de juicio» la investigación de la Cámara de Representantes sobre el asalto al Capitolio.




Una brecha entre aliados históricos? Qué hay detrás de los dardos de Petro contra EE.UU.

Por: Nazareth Balbás

El mandatario colombiano acusó a Washington de arruinar las economías del mundo y Washington no tardó en responder, pero hay algo más que una fricción política.


¿Una brecha entre aliados históricos? Qué hay detrás de los dardos de Petro contra EE.UU.

Hace unos años habría sido un discurso inconcebible, pero el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha marcado desde ya una innegable distancia de antecesores frente a la relación a EE.UU.

"Los EE.UU. prácticamente están arruinando a todas las economías del mundo", dijo el mandatario colombiano el miércoles, en un discurso pronunciado desde el Urabá, una región icónica dentro de la historia de la violencia en Colombia. Allí, Petro incluso acusó a Washington de tomar decisiones "para protegerse ellos solos", sin pensar en las consecuencias para el resto del globo.

Las palabras del mandatario fueron respondidas inmediatamente por el embajador de EE.UU. en Colombia, Francisco Palmieri, quien recomendó que en vez de enfocarse en buscar culpables de la crisis, había que centrarse en el trabajo conjunto "para fomentar el desarrollo".

Lo que no dice explícitamente ese consejo es que EE.UU. preferiría que el "trabajo conjunto" no implique a otros actores que le roben su histórica hegemonía en Colombia, menos aún si se trata de un poderoso candidato que coquetea con mayores inversiones en las áreas claves de la agenda de Petro: las energías renovables y la economía 'descarbonizada'.

El "dinero de Pekín"

Aunque las posturas de Petro hacia EE.UU. siempre han sido críticas con respecto al fracaso de la política antidrogas, no fue sino hasta esta semana que el mandatario atacó de frente a su socio, al dibujarlo como un actor que solo vela por sus intereses.

"Ese país que no nos quiere", dijo Petro para resumir en términos afectivos una realidad más amarga: el quiebre del 'sueño americano' y la respuesta violenta de EE.UU. contra los migrantes que salen de la región en busca de oportunidades, ante el expolio económico que viven en sus naciones de origen.

La única estrategia que Petro ve viable para encarar ese reto es que "todos los países latinoamericanos se reúnan ante la crisis mundial y construyan una agenda propia", según dijo desde Urabá, excluyendo deliberadamente a EE.UU. de ese llamado.

En paralelo, el mandatario colombiano sí ha empezado a abrir el compás para "fomentar el desarrollo" –como le recomendó Palmieri–, pero con otro socio que es competencia directa de EE.UU. La movida ya ha generado preocupaciones en Washington y la reacción de una delegación de parlamentarios estadounidenses en Bogotá lo dejó sobre la mesa.

"Agarrar el dinero de Pekín se acaba pagando", habría sido la poco sutil reacción de los parlamentarios estadounidenses a sus socios colombianos, según El País. El "consejo" se produjo a raíz de las reuniones del gabinete de Petro con inversores chinos, que serían claves para la política de transición energética que quiere implementar el Gobierno.

Jugada a dos bandas

Según el citado artículo, los congresistas norteamericanos aseguraron que no era "buena idea" meter a los empresarios chinos en la ecuación de la transición energética, insinuando los supuestos "peligros" que encarnaría la cooperación con el gigante asiático.

La réplica de Colombia habría sido una suerte de oferta de canje: EE.UU. podría mantener su papel principal como socio comercial frente a China si financia la compra de las 3 millones de hectáreas de tierras –negociadas previamente con los terratenientes– para entregarlas a los campesinos. Esa medida, en la práctica, le permitiría al mandatario materializar la postergada reforma agraria, que fue germen del sangriento conflicto armado.

Ya a principios de este mes, tras el acuerdo con la Federación Colombiana de Ganaderos (FEDEGÁN), el mandatario colombiano admitió que lo más complicado era "conseguir los dineros" para aplicar la política de democratización de la tierra, que permitiera entregar unas 500.000 hectáreas por año. Ante ese reto, EE.UU. podría ser su opción de financiamiento.

Por otra parte, la subida de tono con EE.UU. podría ser entendida como un intento de presión por más ayuda en otros los temas apremiantes para Colombia, como el estancamiento económico y la presión inflacionaria.

El jueves, de hecho, Petro planteó que Washington podría "compensar" los estragos causados por su política financiera, ejerciendo "el liderazgo en el FMI [Fondo Monetario Internacional] para bajar deudas a cambio de inversión en economías descarbonizadas".

Otra opción, a su juicio, sería "desacelerar el crecimiento de la rentabilidad de la cocaína en Colombia, en pesos, generada por su propia política económica, equilibrando los flujos de dólares de la balanza de pagos".

Interés creciente

Pero mientras sube el tono contra Washington, Pekín está de puertas abiertas. Declaraciones a Bloomberg de la directora ejecutiva de la Cámara Colombo China de Inversión y Comercio, Ingrid Chaves, a principios de este mes, dan cuenta de que hay un creciente interés de empresas de infraestructura del país asiático en obras que impulsen la descarbonización de la economía colombiana.

"Lo que se viene es un tema de energías renovables. Enfocándolo en cuál es la perspectiva con el nuevo Gobierno, es muy positiva porque China tiene mucho que ofrecer", sostuvo Chaves. En particular nombró empresas como Trina Solar, que ya ganó una licitación para la instalación de un parque solar, al igual que Power China, con varios proyectos en marcha en Valle del Cauca.

En la actualidad, además, hay al menos dos empresas de capital chino detrás de obras como el Metro de Bogotá y el tren regional de Occidente (Regiotram), en Cundinamarca. Se trata de China Harbour Engineering Company, Xi'An Metro Company Limited y China Civil Engineering Construction Corporation.

Según datos de la embajada colombiana en China, el país asiático se consolidó en 2021 como el segundo socio comercial de la nación suramericana "y se convirtió en el primer origen de las importaciones del país". 

Sobre este último punto, las cifras son reveladoras: en 2021, Colombia importó casi 14.800 millones de dólares de China, frente a los 14.071 millones de dólares que el país suramericano le compró a EE.UU.

La ajustada competencia entre China y EE.UU. en Colombia es evidente y, por lo visto, Petro pretende sacar provecho a esa carrera para llevar adelante su ambicioso proyecto político. El clima económico volátil y las presiones inflacionarias marcarán el ritmo de esa arriesgada apuesta, que empieza en los micrófonos y termina en la mesa de negociación.




Procesos de selección con sesgos ideológicos con intelgenci artificial

Por: Carlos Prego

Hubo un tiempo en el que más de un erudito estaba convencido de que llegaba con analizar en detalle el cráneo de una persona para averiguar su carácter. Si eras violento, paciente, reflexivo, un buen candidato a compañero de piso o un enemigo con el que más valía no cruzarse estaba, todo, al alcance de quien supiera leer los relieves de tu sesera. A semejante doctrina se la conoce como frenología y si bien en el XIX logró cierto predicamento hoy se considera una pseudociencia.

Visto con perspectiva quizás te parezca una chifladura decimonónica, pero investigadores de la Universidad de Cambridge acaban de advertir que en pleno 2022 algunos usos que hacemos de la inteligencia artificial para seleccionar personal en las empresas tal vez no sean mucho mejores.

Ni más objetivo ni más justo. En su estudio —publicado en Philosophy and Technology— los investigadores de la Universidad de Cambridge miran con lupa dos de las ventajas que a menudo se asocian con las herramientas de IA para reclutar personal. Primero, que ayudan a evaluar de forma objetiva a los candidatos, prescindiendo de sesgos derivados del género o la raza. Segundo, que gracias a ese plus su selección resulta más justa y contribuye a incentivar la meritocracia.

La IA es imparcial —se supone—, con lo al aplicarla solo entrarán los más adecuados a las vacantes y se borra cualquier sesgo posible. La conclusión de los expertos no apunta sin embargo en esa dirección: “Estas afirmaciones son engañosas”. Y para demostrarlo esgrimen varias razones.

Cuando se simplifica demasiado. Ese es, en resumen, el primer riesgo del que alertan los investigadores de Cambridge. A lo largo de su estudio explican cómo en su intento por prescindir de la raza y el género los sistemas que aplican la inteligencia artificial a menudo “malinterpretan” ambos factores, considerándolos “atributos aislables”, etiquetas que una vez silenciadas en el expediente dejan de tener influencia, y no rasgos que se enmarcan en “sistemas de poder más amplios”.



Otro peligro similar es que la IA acabe desviando el foco. Si el objetivo del área de RRHH es fomentar una mejor cultura empresarial y delega buena parte de esa tarea en un algoritmo corre el riesgo de olvidarse de lo esencial: abordar los problemas sistémicos que existen dentro de la propia empresa. Los expertos hablan de una “externalización” de la búsqueda de diversidad y advierten que puede derivar en lo contrario: un “afianzamiento de la cultura de la desigualdad y discriminación”.

¿El «candidato ideal»? Otra de las preguntas que lanza el estudio es qué significa e implica exactamente que la IA ayude a encontrar el “candidato ideal”, así definido, por supuesto, según el criterio del empleador. “En su intento de ‘no ver’ la raza y el género, la IA en realidad puede estar menos equipada para comprender las habilidades del candidato porque han sido capacitada para ‘ver’ y observar desde la perspectiva del empleador, quien ha comunicado previamente un conjunto de características y rasgos predeterminados que denotan ‘buenos empleados’”, recoge.

El riesgo es que la IA para reducir los grupos de candidatos sirva para lo contrario de lo que se planteaba, que en vez de aumentar la diversidad fomente la uniformidad. “Según los investigadores, quienes tengan la información y antecedentes adecuados podrían `ganar a los algoritmos´ al replicar los comportamientos que la IA está programada para identificar”, abundan desde la universidad.

Drage Ai Pic

Pseudociencia automatizada. El riesgo, abunda el equipo del Centro de Estudios de Género de Cambridge, es que ciertos usos de la IA en procesos de contratación acaben siendo “poco mejores que una ‘pseudociencia automatizada’ que recuerda a la fisiognomía o la frenología”. Objetivo bien distinto a lógica que quieren aportar al proceso y la eliminación de cualquier posible sesgo.

Los autores del estudio de Philosophy and Technology van más allá y hablan incluso de “un ejemplo peligroso de ‘tecnosolucionismo’”, un intento de recurrir a la tecnología buscando soluciones rápidas a problemas profundos que requieren inversión y cambios en la cultura empresarial.

Una demostración práctica. Para reforzar su argumentario los investigadores han desarrollado una herramienta con IA y disponible online —puedes usarla en este link— que, supuestamente, ayuda a perfilar la personalidad de un candidato para evaluar cómo de adecuado resulta para un puesto.

¿Problema? El recurso muestra cómo pequeños cambios arbitrarios, como una alteración en la expresión del rostro o la ropa o incluso en la iluminación y el fondo, arroja lecturas completamente diferentes. “Podrían marcar la diferencia entre el rechazo y la progresión”, señala. Los investigadores reconocen en cualquier caso que las herramientas de selección de personal suelen ser de carácter propietario, con lo que resulta muy difícil conocerse exactamente cómo funcionan.

Un recurso cada vez más popular. La advertencia de los investigadores va más allá de la teoría y se centra en una herramienta cada vez más empleada, al menos según las cifras que manejan. Un estudio de 2020 elaborado con medio millar de organizaciones de cinco países concluía que el 24% había echado mano de la IA para contratar y el 56% de los responsables de reclutamiento planeaban adoptarla en cuestión de meses. Otra encuesta de dese mismo año apuntaba que el 86% de las entidades estudiadas estaban incorporando nuevas tecnologías en ese proceso.

“La tendencia ya existía cuando comenzó la pandemia y es probable que el cambio acelerado al teletrabajo causado por el COVID-19 vea un mayor despliegue de herramientas de IA en las áreas de RRHH en el futuro”, apunta Kerry Mackereth. Junto a la coautora del estudio, Eleanor Drage, señala que muchas empresas usan IA para analizar vídeos de candidatos e interpretar su personalidad. Los expertos alertan además que hay herramientas que se están aplicando con poca regulación.

El debate está servido. El equipo británico no es el primero en cuestionar las ventajas de la inteligencia artificial en el reclutamiento de personal. Al menos en ciertos casos. En 2018 Amazon decidió prescindir de un algoritmo para este tipo de procesos tras constatar que no era neutral, sino que mostraba un sesgo sexista. También hay quienes inciden en las ventajas de la IA en la selección de personal, como el ahorro de tiempo y costes y quienes, directamente, está aún en una fase inicial y realmente su implantación es aún muy reducida entre quienes buscan empleados.

«La inteligencia artificial puede ayudar de manera eficiente a aumentar la diversidad de una organización al filtrar de un grupo de candidatos más grande, pero también puede perder muchos buenos candidatos si las reglas y los datos de capacitación son incompletos e inexactos», explica Hayfa Mohzaini, del Chartered Institute of Personnel and Development, a la BBC.

Fuente: https://www.xataka.com/empresas-y-economia/procesos-seleccion-siempre-han-tenido-sesgos-personales-ideologicos-ia-no-va-a-solucionar




Cargarse el mundo es posible, construir uno mejor también

Por: Queralt Castillo Cerezuela 

Muchos de los nombres que pasaron por la Biennal, el espacio de pensamiento celebrado en Barcelona, coincidían en la necesidad de generar horizontes que nos pongan en marcha. Eso sí: desde lo colectivo y evitando el optimismo vacío.

Fuentes: La marea climática

Barcelona se despide, un año más, de una Biennal de Pensament en la que la emergencia climática ha u un papel preponderante. Han sido varias las mesas redondas dedicadas a abordar esta temática desde diferentes perspectivas. Ciudad y comidaciudad zerocambio climático y tecnologíainterespecismo o los retos que plantea la proliferación de distopías han copado algunas de las conversaciones.

Cada dos años, la ciudad condal invita a todo el que se quiera acercar a las numerosas conversaciones organizadas a pensar juntas, plantear dudas y proponer respuestas. Y todo es gratis. Este año, además, el festival ha descentralizado la mayoría de sus actos, lo que ha provocado que los tentáculos de esta invitación a pensar se extendiesen por los diferentes barrios de la capital catalana. Y ha sido un éxito.

El mundo se hunde. Y tú, ¿cómo lo llevas?

Es domingo y este es uno de los últimos actos de la Biennal. Las temperatura, veraniega en pleno otoño, nos recuerda la espada de Damocles que llevamos encima: el cambio climático. Es quince de octubre y hay gente con  sandalias, shorts y tirantes. En los medios, dos maneras de enfocarlo: hay quien continua diciendo que es una suerte, que ‘el verano se alarga’; otros, más cautos, más conscientes, y también más responsables, aseguran que el hecho de que el calor se mantenga está lejos de ser una buena noticia

Emergencia climática, crisis económicas, pandemias, desigualdades, guerras. ¿Qué hacemos con todo esto? Ante este panorama, esta cuestión y delante de más de un centenar de personas, George Monbiot (Reino Unido, 1963) y la filósofa francesa Corine Pellunchon (Francia, 1967) leyeron manifiestos preparados especialmente para la ocasión. La intervención de Monbiot, por videoconferencia, fue contundente: hay que ampliar el círculo de las demandas para poder avanzar. “Los grandes cambios se producen gracias a los grandes pasos de las sociedad, pero tiene que haber una estrategia, una visión; porque esa es la única manera política que existe de conseguir cambiar las cosas”. 

El escritor puso como ejemplo la alta efectividad de las campañas de la comunidad LGTBIQ, que, a lo largo de los años, ha ido ampliando las demandas como pura estrategia de supervivencia. “Cuando hay una estrategia, la sociedad van con ella, porque la ciudadanía no se quiere quedar fuera, no quiere vivir en el ostracismo”. Monbiot hacía referencia al dato del 25%: “cuando el mensaje llega a un 25% de la sociedad, entonces es cuando se empieza a producir el cambio; pero tiene que haber ese 25% de consenso”, explicó. 

Por su parte, Corine Pellunchon aprovechó la atención del público para hablar de esperanza, “que nada tiene que ver con el optimismo”, y que se diferencian por hacer referencia la primera a aspiraciones colectivas, y la segunda a aspiraciones individuales. “Son tiempos trágicos para la esperanza, porque tenemos ante nosotros la posibilidad de la catástrofe, el final no del mundo, pero sí de nuestro mundo”, insistía ante los asistentes. Ante el catastrofismo, Pellunchon apuesta por “la oportunidad, la posibilidad, la revolución”. Sin embargo, porque siempre hay un sin embargo, advertía: “para poder ver el inicio de una nueva era, la era del vivir, primero tenemos que perder nuestras ilusiones”. ¿Acaso no están perdidas, ya? Quizás no: “la esperanza es el paso de la muerte a la vida, es tener expectación por algo; y eso está relacionado con la belleza y la supervivencia”. Saber el origen del sufrimiento no impide sufrir, pero la amenaza de un colapso inminente debería servirnos para definir qué queremos en la vida y qué no, alegaba Pellunchon en su manifiesto. “Hay que ser pragmático; y la esperanza es un método, una decisión. La utopía es una condición”.

Utopía es una de las palabras que daba título a este encuentro, pero iba, como casi siempre,  acompañada de su contraria: distopía, algo sobre lo que Layla Martínez (Madrid, 1987) ha investigado y escrito vastamente. También la persona que la acompañaba sobre el escenario, el filósofo y escritor catalán Eudald Espluga (Girona, 1990),  ha reflexionado de manera extensa acerca de este género y sobre sus bondades y peligros. 

Si algo parece evidente es que hemos llegado al fin de la idea del progreso, como aseguraba Layla Martínez: “Uno de los aspectos clave del paso de la modernidad a la posmodernidad es la idea de que el progreso ha dejado de funcionar. El futuro ya no nos parece un lugar mejor, sino todo lo contrario: nos provoca ansiedad y miedo”. Este punto de inflexión que lo cambió todo se empezó a gestar a finales de la década de los setenta y principio de los ochenta. Es ahí, según Martínez, cuando se inicia este desgaste del futuro, “cuando se empieza a pensar que una sociedad mejor no es posible”.

Esto se ha visto traducido en la disminución contundente de la publicación de utopías y en un aumento considerable de la producción cultural distópica, que nos muestra un futuro catastrófico a todos los niveles. “Ni siquiera hace falta pensar en una sociedad perfecta, sino una un poco mejor. ¿Qué ha pasado para que en cien años haya cambiado tanto la imaginación cultural sobre el futuro?”, se preguntaba la autora. 

Esta pregunta puede tener multitud de respuestas, o quizás incluso ninguna. Una de ellas es que la producción cultural a menudo se relaciona con la realidad. Y la realidad en la que vivimos no es buena. Otra es que es la producción cultural produce realidades. El problema no sería tanto la presencia de distopías, que a menudo nos quieren alertar de un mal futuro, sino la sobreproducción actual de estas. “El problema es que no haya otra cosa. Estas distopías conforman nuestra imaginación sobre lo que va a suceder y puede llevar a una especie de parálisis colectiva. Si todo el mundo piensa que el futuro va a ser peor, entonces tendrán la percepción de que el presente no es tan malo”; explicaba Martínez. El virgencita, virgencita, que me quede como estoy de toda la vida. El caso es que estamos muy lejos de vivir en un presente ideal. Todo lo contrario: vivimos un presente violento que nos corrompe y nos maltrata, tanto en el plano individual como en el colectivo. Si refugiarnos en pretérito es problemático porque nos conduce a la melancolía de un pasado idealizado que no fue, negarnos la posibilidad de un futuro mejor es negar la vida

Imaginar el fin del capitalismo es posible

Eudald Espluga tiene una respuesta contundente: “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Sin embargo, el filósofo y escritor catalán no quiere quedarse anclado en un mantra que no nos lleva a ningún lado y lanza una propuesta: ¿por qué no romper con la idea de temporalidad explícita que existe en las utopías? “Apuesto por que el concepto de utopía no sea estático, tal y como propone Maggie Nelson con el concepto de libertad. ¿Por qué no dejamos de hablar de utopías y empezamos a hablar de ‘prácticas utópicas’ como un ejercicio constante y continuo de transformación de nuestras condiciones de vida?”. Para poder movernos de la era distópica a una utópica, Espluga ve necesario dejar de ver la utopía como un estadio que predecimos y apostar por una lógica propiciatoria que transforme las condiciones en la que nos encontramos. Sin olvidarnos, obviamente, de “imaginar las transformaciones de poder necesarias”.

Imaginar puede que sea el primer paso para cambiar lo que no nos gusta de nuestro alrededor, pero hace falta más: mucho más. Para comenzar, y como aseguraba Eduardo Galeano: ir dos pasos más allá. “Adelantarnos es lo que nos permite avanzar. Eso, y pensar en medidas que podamos visualizar en un horizonte cercano. Por ejemplo, creer en la reducción de la jornada laboral. Es algo que se puede hacer ya y que es técnicamente factible —de hecho, se están haciendo pruebas piloto en algunas empresas portuguesas—. Hay que buscar medidas, huir de las propuestas tibias y sobre todo, no dejar que el pensamiento utópico caiga en manos del capitalismo”, sentenciaba Layla Martínez.

El pasado domingo en Barcelona, Martínez, Espluga, Monbiot y Pellunchon coincidían en algo: hay que generar horizontes que nos pongan en marcha. Y para llevar a cabo esta tarea, solo hay una manera de hacerlo: desde lo colectivo y evitando el optimismo vacío, frecuentemente aliado del discurso individualista. Para ello, también es necesario alejarse de la nostalgia y mirar a largo plazo. “Los discursos que miran a 30 o 40 años vista no tienen sentido”, aseguraba Espluga. 

Para finalizar, Layla Martínez lanzaba una propuesta: “¿por qué no reapropiarnos de la idea del fin del mundo?”. Y tiene razón: es posible que no se acabe el mundo, sino que estemos ante el fin de una era. “Se acaba esto y está bien que se acabe. ¿Por qué no apostar para que se acabe este mundo y para que empiece otro? Esto me parece fértil”. Chapeau. 

Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/cronica-biennal-2022-utopia-distopia/


Algunos elementos a propósito de la guerra en Ucrania

Por: Denys Gorbach
Fuentes: Cérises, la coopérative

La guerra desatada por el ejército ruso en Ucrania no comenzó el 24 de febrero de 2002 sino que se prolonga desde 2014, después de que Rusia anexara Crimea y luego invadiera el Dombás.

15.000 muertes que no se deben ignorar. La larga guerra de baja intensidad que siguió ha cambiado en gran medida la opinión de la población ucraniana.

La llamada «operación especial» no logró sus objetivos. Putin y sus generales esperaban una victoria relámpago y el establecimiento de un régimen a sus órdenes. Siete meses después, no lo ha conseguido. Ciudades y pueblos han sido destruidos; los muertos se cuentan por decenas de miles en ambos bandos; la población ucraniana de habla rusa, que el ejército ruso dice «salvar», es el blanco diario de sus cañones; pero Ucrania no está bajo el control del régimen ruso.

La Resistencia Popular ha contribuido en gran medida a esta situación. En el frente, participando en la defensa armada, hay muchos sindicalistas, activistas asociativos y políticos, que abarcan toda la «izquierda ucraniana». Otros participan en la Resistencia desarmada, a través del apoyo financiero y material, la ayuda a los refugiados, los vínculos internacionalistas. Los grupos feministas son muy activos. Por todo ello, no se trata de dar un cheque en blanco al gobierno de Zelensky, al que se oponían antes de la invasión rusa; tanto más cuanto que éste ha reforzado su política antisocial.

Las recientes reacciones a la movilización parcial en Rusia nos recuerdan que parte de la solución está también en ese país, con los que rechazan los diktats del régimen. Esto hace que sea aún más importante apoyar a todos los que se oponen al mismo.

Con respecto al tema de la OTAN: si adoptamos una perspectiva a largo plazo y observamos las últimas tres décadas, la ampliación de la OTAN es, por supuesto, un factor estructurante en la escena geopolítica de esta región del mundo. Y muchos de los que hoy quieren equiparar a Rusia y a la OTAN en las responsabilidades de esta guerra apenas se manifestaron en aquel momento por el desarme, por el cese de la venta de armas, por la reconversión de las industrias bélicas, etc… Sin retomar las acciones para exigir la disolución de la OTAN y del Pacto de Varsovia.

Si nos centramos en la dinámica de la última década, resulta marginal para entender el conflicto ruso-ucraniano, ya que lo que está ocurriendo hoy no es una escena inaugural sino una nueva fase. La OTAN era, al menos desde 2008, una cuestión marginal y estaba claro para todos, incluido el gobierno ruso, que Ucrania no iba a unirse a esta alianza. De hecho, el presidente ruso dejó rápidamente de hablar de la OTAN y centró todos sus esfuerzos en la naturaleza «artificial» de la nación ucraniana. Está claro que uno de los efectos de esta guerra ha sido el fortalecimiento de la OTAN. Finlandia y Suecia se unieron a esta alianza, pero Putin está desmantelando puestos militares cerca de la frontera finlandesa para enviar tropas y equipos a Ucrania, cuya perspectiva de ingreso en la OTAN acaba de ser rechazada por enésima vez. Alguien que se sienta amenazado por la OTAN no se comporta de esta manera. Por último, no es la OTAN la que amenaza con utilizar armas nucleares contra Ucrania.

Al pronunciarse contra el neocolonialismo occidental, Putin aboga por el colonialismo clásico, con la distribución de las zonas de influencia entre los imperios y la fuerza bruta, antes que las artimañas ideológicas y las cooptaciones económicas, como herramienta preferida de gobernanza. Una guerra colonial exitosa estimulará a otras fuerzas imperialistas a hacer lo mismo en el mundo entero.

Debatir para construir la unidad de acción

Ya van ocho meses que una parte de Europa está en guerra… Era natural que Cerises la Coopérative intentara caracterizar con la mayor precisión posible la naturaleza de la guerra en Ucrania que comenzó el 24 de febrero con la agresión rusa.

Pero también se trata, para Cerises, de formar parte de los esfuerzos para construir un proceso destinado a poner fin al conflicto. Esto implica escuchar los desacuerdos, trabajar sobre ellos y construir así la base de la necesaria unidad de acción.

Por ello, el equipo editorial ha tomado la iniciativa de organizar un intercambio entre exponentes conocidos tanto por su compromiso como por el rigor intelectual que caracteriza su trabajo.

Si hay una pregunta a la que el debate organizado por Cerises no dará respuesta, es la siguiente: ¿cuántos hombres, mujeres y niños han perdido ya la vida en esta guerra que ya lleva casi siete meses? Siempre, en tiempos de guerra, los números son estratégicos…

Cerises abre el debate en un momento en que surgen nuevos elementos del conflicto. Así, a partir del sabotaje que provocó las fugas del gasoducto Nord Stream, Rusia exigió y obtuvo una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, denunciando un «acto terrorista» y señalando a Estados Unidos sin nombrarlo. Ese mismo día, el gobierno ruso organizó un mitin de varios miles de partidarios, en el que les dio la bienvenida a los habitantes de los territorios ucranianos anexionados, diciendo que habían «regresado a su patria histórica».

¿Se puede resumir esta guerra solamente a un conflicto ruso-ucraniano? ¿Se trata únicamente de una expresión del deseo de Rusia de recuperar sus fronteras soviéticas mediante el desmantelamiento parcial del Estado ucraniano nacido del derrumbe de la URSS, o es la obra y el signo del carácter imperialista del Estado ruso?

¿Es acaso un signo de un conflicto interimperialista? ¿De un conflicto interimperialista entre todas las fuerzas de la OTAN -que, cabe recordar, están bajo la dirección de Estados Unidos- y Rusia?

¿Son ciertas estas dos visiones juntas? ¿O bien, una de ellos sobredetermina a la otra?

La crudeza de estas preguntas no implica que no nos planteemos preguntas, ¡es más, nos invita a hacerlo! – aquí y ahora: ¿Qué posición y qué política debe adoptar la izquierda francesa ante esta guerra?

¿Las fuerzas de la izquierda europea miran hacia otro lado, confiando en las iniciativas gubernamentales de ayuda militar a Ucrania, sin esforzarse en aclarar la situación, ni siquiera en el debate sobre su complejidad? ¿O es que las fuerzas de la izquierda tienen que dejar de ser útiles al discurso dominante? ¿Deben construir su propia interpretación, aunque sea plural, y ponerse así en marcha para que la catástrofe retroceda?

Por último, preguntarse quién empezó esta guerra, cuál es su naturaleza, implica pensar en su desenlace.  ¿El pacifismo es una vieja moda? Cuando la guerra empieza, ¿debemos esperar -un poco- para pensar en lo que sucederá? O, por el contrario, al establecer en el debate, evidentemente contradictorio, las condiciones mínimas para detener la matanza, ¿no estamos trabajando para que el calendario de la paz resulte más cercano?

***

Ucrania / ¿Análisis irreconciliables?

¿Para ustedes, cuál es la naturaleza de la guerra en Ucrania y de la agresión rusa? ¿Se puede reducir a un conflicto interimperialista? ¿Cuáles son los vínculos o las consecuencias de esta guerra en la crisis del capitalismo globalizado?

Alain Bihr *

Yannis Thanassekos y yo hemos defendido tres tesis [1] que se articulan.

La primera es que esta guerra es, ante todo, responsabilidad de Rusia y del régimen ruso, que se reduce a veces a su dirigente Putin, pero que no puede, en nuestra opinión, entenderse únicamente como un conflicto entre el poder imperialista ruso -pues existe, en efecto, un imperialismo ruso, que pretende reconstituir el espacio de la antigua URSS e incluso el espacio del antiguo Imperio zarista- y, por otra parte, el joven Estado-nación ucraniano, nacido de la desintegración de la URSS.

Esta es una dimensión del conflicto, pero que tiende a ocultar otra. Hay, incluido en este conflicto, otro conflicto de otra magnitud, un conflicto interimperialista, que opone al conjunto del bloque occidental, hegemonizado por Estados Unidos, a través de la OTAN y Rusia, y este conflicto tiene su origen en la continua expansión de la OTAN durante las dos últimas décadas en Europa Central y Oriental y el ascenso del poder de Rusia.

Y la tercera tesis que sostenemos es que, de estos dos conflictos, uno sobredetermina al otro. Sin el segundo conflicto, el primero no habría llegado a la guerra. La continuación de la guerra, como vemos de nuevo en estos días, está alimentada en gran medida por el conflicto interimperialista, es decir, la forma en que las potencias occidentales -lideradas por Estados Unidos- apoyan a Ucrania contra la nación rusa.

Bernard Dréano *

No comparto en absoluto ese equilibrio de las cosas.

Este conflicto es ante todo un conflicto de agresión imperialista de Rusia contra Ucrania, que no comenzó el 24 de febrero de 2022, y que tiene como razón principal causas internas de Rusia, que viola totalmente los textos y tratados que la propia Rusia ha firmado. En todo conflicto hay intervención de las grandes potencias e imperialismos. Pero no es la OTAN la que arma a Ucrania, sino los estadounidenses, los franceses, los británicos, etc.

El principal problema es que, si se invierte el orden de los factores, se invierte el orden de las soluciones.  Casi todas las guerras tienen causas internas y locales. Este conflicto es un conflicto regional. Para establecer una comparación, y por supuesto que esta comparación histórica tiene sus límites, pero las guerras de agresión ocurren a menudo. Un ejemplo típico es la agresión de Irak contra Irán, que es estrictamente una guerra de agresión. En ese momento, Irak contaba con el apoyo militar y las armas de Estados Unidos, Francia y la Unión Soviética, y era una guerra de agresión que tendría consecuencias catastróficas para Irak e Irán. Las grandes potencias intervienen, porque hay una guerra, pero no están detrás de ella.

¿De qué estamos hablando cuando se trata de la expansión de la OTAN? ¿Es un pedido de los gobiernos o de los pueblos de Europa Central? ¿O es una decisión tomada en algún momento por la OTAN o por el Pentágono en relación con una política construida y consolidada? Hasta qué punto puede esto sobredeterminar una respuesta de agresión, con un objetivo declarado: no se trata sólo de hacer retroceder a la OTAN, sino de destruir el Estado ucraniano, y destruir a Ucrania como nación. Esto tiene consecuencias sobre las repercusiones, ya que la guerra no puede detenerse -como en otras guerras de agresión, por ejemplo, la de Israel/Palestina- si los territorios ocupados siguen ocupados, y si los refugiados siguen estando expulsados. Se puede conseguir un alto el fuego, pero no la paz.

Alain Bihr

Históricamente, el proceso de expansión de la OTAN a Europa Central y Oriental comenzó en 1997 con una invitación a los países de Europa Central y Oriental para que presentaran su candidatura. Sin embargo, las normas de la OTAN estipulan que es un Estado el que debe presentar la solicitud, la que es luego examinada por los Estados miembros, que pueden aceptarla o rechazarla. Se requiere unanimidad para su aceptación.

En este punto, se alzan voces discrepantes del lado de Estados Unidos, para advertir a todos los gobiernos occidentales que esto iniciaría necesariamente tensiones y que sólo podría provocar reacciones nacionalistas en Rusia. Son aspectos que los gobiernos de la época pasaron por alto e ignoraron, con las consecuencias que vimos después.

Bernard Dréano observa que la extensión de la OTAN termina en 2004, es decir, diez años antes del comienzo de la guerra entre Rusia y Ucrania, y 18 años antes de la intervención rusa en Ucrania.

Patrick Le Tréhondat

¿La agresión de Rusia contra Ucrania se basa únicamente en la cuestión de la OTAN, o Rusia tiene una concepción particular, que es de hecho la de borrar a Ucrania como tal, la negación de su cultura, de su lengua, una concepción heredada tanto del chovinismo gran ruso como del estalinismo?

Los ideólogos del Kremlin mantienen un discurso que, por supuesto, alerta sobre la cuestión de la OTAN, pero que ante todo plantea el estatuto de Ucrania como nación independiente.

Si nos saltamos esta etapa, llegamos inmediatamente al conflicto interimperialista, evacuamos el hecho de que la guerra que Rusia libra contra Ucrania es ante todo una guerra colonial. Entonces, la cuestión de los juegos de los imperialistas, incluido el imperialismo estadounidense, se añade y se entremezcla en esta confrontación. Pero la guerra que libra el pueblo ucraniano es ante todo una lucha por la liberación nacional.

Makan Rafadjou

Me pregunto si las dos posiciones son realmente tan opuestas. La responsabilidad de Rusia en esta agresión es, por encima de todo, total. A nadie se le escapa que la OTAN, en mayor o menor medida, provocó intencionadamente la situación. Pero, ¿qué respuesta podemos dar a este tipo de provocación?

El carácter colonial de esta guerra tiene sus raíces en la realidad política de Rusia, desde el desmoronamiento de la Unión Soviética, y en el hecho de que las fuerzas progresistas han sido totalmente aniquiladas. Hoy en día, la gran mayoría de las fuerzas políticas rusas, incluido el Partido Comunista, mantienen posiciones totalmente nacionalistas, panrusas y paneslavas, que incluso van más allá de Stalin, son posiciones de la Rusia zarista.

Nos encontramos en una realidad interna en la que las desigualdades se disparan, tenemos una economía exangüe y totalmente gangrenada por la mafia de los oligarcas, y el poder ruso ni siquiera quiere responder a estas preguntas. El único mecanismo con el que cuentan es el de excitar el nacionalismo ruso, en detrimento de otros pueblos, en este caso el ucraniano. Encienden artificialmente el fuego, y éste es el único aglutinante que queda en Rusia.

-Conflicto entre dos imperialismos, carrera armamentística, Makan Rafadjou observa que esta oposición de los dos bloques, en la que Europa se alinea totalmente con la posición estadounidense, conduce también a un cisma entre el bloque occidental y el resto del mundo.

«Las posiciones en el mundo son mucho más matizadas. No vimos, en las votaciones de la ONU, un voto masivo contra las posiciones occidentales. No fue necesariamente un voto de no apoyo a Ucrania, pero fue principalmente un voto para no darle a Occidente un cheque en blanco».

Alain Bihr

Al menos estamos de acuerdo en dos puntos, lo que ya no es poco.

En primer lugar, es un conflicto que combina dos. Existe sin duda un conflicto específico ruso-ucraniano o ucraniano-ruso, que opone una potencia imperialista en el doble sentido del imperialismo precapitalista, el imperialismo de tipo romano y el imperialismo en sentido capitalista, y el joven Estado-nación ucraniano nacido de la desintegración de la URSS. Que este conflicto remonta a la historia es obvio. Actualmente es reactivado por toda una serie de razones. Y un conflicto diferente que enfrenta a Rusia con el bloque occidental hegemonizado por Estados Unidos. Ya es un punto importante que estemos de acuerdo en el hecho de que no podemos reducir el conflicto a uno u otro de esos dos conflictos. Lo que está en juego es la articulación de ambos conflictos.

Este es nuestro primer punto de acuerdo, y merece ser destacado.

El segundo punto (en el que estamos de acuerdo) es que según se haga hincapié en el conflicto ruso-ucraniano o en el conflicto ruso-OTAN, se tendrán lecturas completamente diferentes.

Porque el discurso con el que tenemos que lidiar a gran escala niega por completo la dualidad del conflicto actual y enfatiza unilateralmente el carácter ruso-ucraniano del mismo. El hecho de que la izquierda haya caído en gran medida en la trampa de este discurso nos parece que tiene consecuencias potencialmente muy graves para ella…

***

¿Está la izquierda a la altura de las circunstancias?

Para clarificar sus respuestas, ¿pueden indicar qué posición y política debería adoptar la izquierda ante esta guerra?

Alain Lacombe

Creo que hay mucho que decir sobre la oportunidad, para el imperialismo occidental, de recuperar la iniciativa. Digamos que eso permite una contraofensiva del imperialismo estadounidense.

Patrick Le Tréhondat

¡Durante la guerra, la lucha de clases no terminó! … En estos momentos hay enfrentamientos sociales en Ucrania. Esta es una dimensión extremadamente importante porque plantea la cuestión de qué Ucrania después de la guerra.

Bernard Dréano

Si tomamos la escala mundial, la posición mayoritaria de las fuerzas que se declaran progresistas es la de criticar a Estados Unidos.

La segunda posición que vemos en la izquierda, que es mayoritaria en Europa, es intentar hablar de otra cosa, es decir, no hacer nada… Es la posición del Partido Comunista, de los Verdes, de France Insoumise. La posición que debería adoptar la izquierda, aparte de que en mi opinión debería ser la de apoyar la resistencia armada y desarmada del pueblo ucraniano, es la de apoyar a la izquierda ucraniana.

Pero el silencio absoluto de las izquierdas europeas sobre lo que ocurre en Ucrania, por ejemplo, en relación con las leyes antisociales, es bastante impresionante, e incluso se niegan a oírlo.

Por otro lado, como no saben qué decir, dicen «pues sí, habrá que disolver la OTAN». Por supuesto, ¡la OTAN tendrá que disolverse! Pero ese no es el tema inmediato.

Alain Bihr

Lo que la izquierda debe hacer es, en primer lugar, no sumarse a un discurso dominante, que hace hincapié unilateralmente -exclusivamente- en el conflicto entre Rusia y Ucrania, silenciando, minimizando el conflicto en su dimensión interimperialista, … esto constituye, en nuestra opinión, un verdadero suicidio político e ideológico que priva a la izquierda anticapitalista de toda autonomía con respecto a la política imperialista occidental, y a su director de orquesta. Detrás del conflicto (…) está presente el riesgo de un enfrentamiento directo entre Occidente, la OTAN y Rusia, que podría conducir a lo que todo el mundo sabe: un apocalipsis nuclear.

Ha habido manifestaciones recientes en la República Checa, Alemania, el Reino Unido, etc., y este descontento popular seguirá creciendo…

Si no queremos que la extrema derecha nacionalista capitalice este descontento popular en su propio beneficio, es hora de que la izquierda salga del silencio y tome iniciativas que apunten en esa dirección.

Bernard Dréano

¿Qué significa: «la izquierda debe movilizarse» para hacer qué? ¿Decir «dejemos de armar a los ucranianos así, los rusos van a ganar»?

¿Dónde ha visto usted, siquiera por un segundo, que las fuerzas de izquierda están apoyando a la izquierda en la región? No están haciendo nada.

Alain Lacombe

¿Y justamente, no habría que tomar iniciativas para tratar de superar esas divisiones?

Sylvie Larue

Puedo entender que se diga que debemos ayudar a la resistencia ucraniana y, en particular, que podamos mantener esta posición de entrega de armas a los ucranianos. Al mismo tiempo es contradictorio, es una oportunidad para que las fuerzas de la OTAN reanuden la carrera armamentística.

¿Cómo manejamos esta contradicción?

Para mí, no hay ninguna salida diplomática si no se crea una relación de fuerzas a nivel de la movilización popular. Y en lo que tiene que ver con la movilización popular…

Estoy de acuerdo con lo que dice Bernard: la izquierda está completamente ausente y no trabaja a favor de las movilizaciones populares, que establezcan el vínculo entre la guerra en Ucrania, la crisis energética, la inflación…

Catherine Destom-Bottin

Las fuerzas de izquierda ni siquiera utilizan la palabra paz. Tenemos que discutirlo con la población. No podemos imaginar una juventud que no sueñe con la paz.

Debemos, imperativamente, incluir la paz en el debate. Quiero ser una saboteadora de los asesinos, poniendo la paz en el debate. Debemos decir la palabra PAZ. Debemos ampliar la brecha entre los dos imperialismos y los pueblos que son víctimas. Quiero vivir con la vergüenza de ser un pacifista. Llamar a la paz, golpea a los dos beligerantes, a los dos imperialismos que se enfrentan y eso le hace bien a la paz.

Patrick Le Tréhondat *

¿En relación con la cuestión de la izquierda? Mi primer paso es escuchar a la izquierda ucraniana. Está el pueblo ucraniano y también la izquierda ucraniana y hay que escuchar lo que dicen, y a partir de ahí podemos formar nuestra propia opinión. Lo que veo en Ucrania es una gran cantidad de militantes experimentados, anticapitalistas, libertarios, sindicalistas, muchos de ellos están en el frente.

Están luchando, por la integridad territorial, pero también están en la perspectiva de la transformación de la sociedad ucraniana al final de esta guerra

Bernard Dréano

Le señalaba a unos amigos pacifistas alemanes que había un problema mucho mayor que en Francia. Alemania es ahora el cuarto o quinto vendedor de armas del mundo. En 2021, les vendió tres o cuatro veces más armas a las petromonarquías que las que les entrega a los ucranianos. Hoy la mayoría de los cañones franceses Caesar no están en manos de los ucranianos para defenderse, sino en las manos de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos.

La segunda pregunta es: ¿cómo podemos imaginar la paz en la región ucraniana? … La paz implica la evacuación de los territorios ocupados y el retorno de los refugiados, es una condición absoluta e inevitable y no habrá paz, habrá alto el fuego sin duda, pero no habrá paz sin la evacuación de los territorios ocupados y el retorno de los refugiados. … Estoy totalmente de acuerdo en que debemos poner la paz en el orden del día, pero debemos saber en el contexto preciso de esta guerra cuáles son los medios de paz y luego debemos poner nuestra propia casa en orden porque los F-35 o los aviones rafales no se los damos a los ucranianos, sino que, por el contrario, se los damos a los verdaderos belicistas.

Patrick Le Tréhondat

Por mi parte, añado que hay 36 cañones Caesar que acaban de ser vendidos a Marruecos y que, en mi opinión, podrían ser utilizados incluso contra Argelia.

Makan Rafadjou

Me parece que esta cuestión de la guerra no estuvo ausente por nada durante la campaña electoral. No en vano hoy estamos en esta postura que o se reduce al antiimperialismo americano o bien la izquierda la esquiva porque a grandes rasgos hoy, la coalición de izquierdas, la NUPES [coalición entre la France Insoumise de Mélenchon, Partido Socialista y EELV, ecologistas], oculta las cuestiones internacionales, y la postura es básicamente que la NUPES se construyó sobre una posición de ruptura sobre otras cuestiones. Al poner las cuestiones geopolíticas, las cuestiones internacionales, debajo de la alfombra, las consecuencias de esta guerra nos van a caer encima, aunque no acabe en una conflagración nuclear entre Occidente y Rusia.

* Christian Mahieux, miembro de la Union Syndicale Solidaires, de la Red Sindical International de Solidaridad y de Luchas, de Cahiers Les Utopiques y del equipo de Cérises, la coopérative.

* Alain Bihr, profesor emérito de sociología. Es autor de alrededor de veinte ensayos e investigaciones, varios de los cuales fueron traducidos en otros idiomas. Publicó, sobre todo, La préhistoire du capital (Page 2, 2006), La logique méconnue du “Capital” (Page 2, 2010), Les rapports sociaux de classes (Page 2, 2012), La novlangue néolibérale, (Page 2 / Syllepse, 2017), además de Le premier âge du capitalisme, 1415-1763 (3 tomos), (Page

* Bernard Dréano, miembro del Centro de Estudios y de Iniciativas de Solidaridad Internacional CEDETIM/IPAM.

* Patrick Le Tréhondat, Makan Rafadjou, Sylvie Larue, Alain Lacombe, Catherine Destom-Bottin, miembros del equipo editorial de Cérises, la coopérative.

Notas

1) La guerre en Ukraine, le récit dominant et la gauche anti-impérialiste et La guerre en Ukraine et la gauche anti-impérialiste. Une anti critique.

2) Syllepse, 2020 [Ver la entrevista a Alain Bihr “La mundialización permitió que naciese el capitalismo” en https://correspondenciadeprensa.com/?p=5837  y el artículo de Guillaume Fondue, “El papel del Estado en la génesis del capitalismo en Europa. https://correspondenciadeprensa.com/?p=7868)

Fuente: https://ceriseslacooperative.info/2022/10/06/quelques-elements-a-propos-de-la-guerre-en-ukraine/



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