Otra cuestión elemental es que los fiscales dijeron que Garro autorizó ampliaciones de presupuesto para hacer canteras de las que extraer el material de las obras y luego hacer un buen tratamiento de esos lugares. La defensa mostró que todo eso se hizo después que Garro dejara el cargo y se hizo bien. Y surgía de una simple lectura de los expedientes.

Finalmente, los letrados demolieron otras de las acusaciones. Por ejemplo, que no se podía tener el mismo director técnico para varias obras. La normativa establecía que eso estaba permitido siempre que no hubiera mucha distancia entre los trabajos. Fragueiro y Salvarezza mostraron en un mapa que tenían el mismo director técnico obras que, a lo sumo, estaban a una hora y media de viaje entre una y otra. Es decir que se manipuló la cuestión porque con simplemente poner las cosas en un mapa quedaba evidenciado que no había acusación para formular por la asignación de los directores técnicos de las obras.

En su histriónico alegato, Luciani dijo “los expedientes hablan. Gritan. Da vergüenza leerlos”. Fragueiro, después de desnudar las cosas que los fiscales dijeron falsamente y que surgían de la simple lectura de los documentos, razonó: “Esto es lo que da vergüenza”. Lo dijo todo sin levantar el tono.