13 noviembre 2021

La centralidad del trabajo después del coronavirus y el caso estadounidense

Por Daniel Bernabé

Para RT

Si una inteligencia extraterrestre tuviera acceso al material audiovisual de nuestra época no comprendería demasiado bien cómo puede funcionar nuestra sociedad. 


Sabrían de la existencia de líderes políticos, militares y religiosos, de las rutilantes estrellas del cine, la música o el deporte y de los grandes empresarios. Pero de poco más. Verían un planeta con edificios, infraestructuras y una actividad frenética pero tendrían que deducir que todo eso ha aparecido por arte de magia sobre la faz de la tierra. ¿Qué pretendo señalar con este fantasioso supuesto? Que los trabajadores son constantemente invisibilizados en una gran parte de la información y la mayoría de las ficciones.

Pocas noticias refieren al mundo del trabajo, que suele ir como epígrafe inserto en las secciones de economía, como si en vez de ser el factor fundamental que crea la riqueza fuera una variable secundaria, y a menudo insidiosa, que hay que abaratar, flexibilizar y externalizar. De hecho, la propia economía parece haber caído presa de este sortilegio, teniendo sólo en cuenta variables financieras y apostando por plataformas que se limitan a ser una marca y un gestor digital de servicios, donde quien trabaja para ellos no es ni siquiera empleado de la matriz o de una empresa subsidiaria, sino una "unidad de producción independiente" dada de alta en sus registros. Neolengua al servicio de la explotación. Tecnología que sólo actualiza los métodos de trabajo informal del siglo XIX.

En la mayoría de las ficciones, de hecho, el trabajo está completamente ausente. Los protagonistas viven aventuras, romances e intrigas pero desconocemos cómo se ganan la vida. Cuando este hecho sí tiene alguna importancia, los personajes encajan en alguna de las categorías dignas de visualizar. La clase trabajadora o está completamente desaparecida o forma parte del escenario, de forma poco más notable que el atrezzo. Lo peor es que, a base de esta educación ideológica camuflada en información y entretenimiento, la mayoría de nosotros aceptamos como normal nuestro propio borrado de la historia. ¿Qué es lo que suele suceder cuando alguien no se echa en falta ni a sí mismo? Que difícilmente va a saber quién es y por tanto cuáles son sus intereses.

Este fenómeno no se debe a una mera casualidad, a la pereza de los guionistas o a un clasismo contra la supuesta vulgaridad de los trabajadores. Tampoco, probablemente, a una conspiración a gran escala: no hay un comité de inductores manejando las ficciones y la información mundial. Simplemente es un proceso provocado por las políticas neoliberales cuya finalidad principal era la misma que la del mago con el naipe, realizar un truco de prestidigitación para hacerlo desaparecer aunque todos sepamos que no ha ocurrido así realmente. Las décadas han pasado y durante todos estos años los servicios que consumimos, los bienes que adquirimos o la propia comida que comemos parecían únicamente fruto de la audacia empresarial en situar su producto o elegir su marca.

De repente, el coronavirus dejó al mago neoliberal desnudo, mostrando no sólo que los servicios públicos, esos que se habían empeñado en desmontar, eran imprescindibles, sino que nosotros mismos, como trabajadores y trabajadoras, lo éramos.

Sin embargo, como en las mejores historias, un diminuto invitado vino a dar carpetazo a esta interesada narración de cómo funciona nuestra sociedad, algo que casi nos recuerda al final de La guerra de los mundos. El coronavirus no solamente es una desgracia a nivel mundial por la muerte provocada, sino que como pandemia nos ha puesto la vida patas arriba: cuando las circunstancias se vuelven duras, las prioridades no tienen más remedio que centrarse. En los días más duros de la primera ola, se tuvo que recurrir a algo que se llamó "trabajadores esenciales" para que nuestra sociedad siguiera funcionando. Adivinen, la mayoría de las profesiones movilizadas eran también las peor pagadas, también las más invisibilizadas.

Pero no solo. Cualquiera de nosotros, tuviéramos la ocupación que tuviéramos, pensamos inmediatamente en la Gran Recesión de 2008, si la historia se iba a volver a repetir, si nos íbamos a volver a quedar sin trabajo por la crisis económica asociada. También, nuestra clase social, es decir, el lugar que ocupamos en el proceso productivo, determinó variables esenciales en aquellos momentos como el tamaño de nuestra vivienda, la obligación de movernos en transportes públicos masificados o cómo compatibilizar el teletrabajo con la crianza de nuestros hijos, también encerrados en nuestra casa. De repente, el coronavirus dejó al mago neoliberal desnudo, mostrando no sólo que los servicios públicos, esos que se habían empeñado en desmontar, eran imprescindibles, sino que nosotros mismos, como trabajadores y trabajadoras, lo éramos.

Pero la cosa no acabó ahí. La vertiginosa recuperación económica ha tenido en este último año consecuencias para la propia economía mundial produciéndose cuellos de botella en el comercio internacional. Además se ha producido un incremento de la oferta laboral, concretamente un 62% en Estados Unidos, pero esos puestos no se cubren. ¿Cuál ha sido la explicación a estos fenómenos? Volver a hacer desaparecer a los trabajadores, como si se hubieran volatilizado. Eso en el mejor de los casos. En el peor aducir a su pereza o a las ayudas estatales extraordinarias implementadas para paliar las situaciones de desempleo transitorias por la pandemia. Lo público es malo, los trabajadores unos perezosos, los economistas neoliberales siempre aciertan y las grandes empresas nunca hacen nada mal. De nuevo había que sacar el mago a escena con otro traje.

La realidad es, obviamente, bien diferente. No es que haya escasez de trabajadores, ni que estos se puedan permitir vivir del aire, lo que sucede es que faltan empleos con buenas condiciones y salarios. Se están produciendo así dos fenómenos paralelos que ya han sido detectados especialmente en Estados Unidos. De un lado, los sectores con bajos salarios no atraen a los trabajadores, no por exquisitez o ambición, sino porque muchos de ellos son incapaces de realizar la movilidad laboral requerida, bien geográficamente, bien formativamente. Esos trabajos no les dan para iniciar una nueva vida en otro lugar o en otra profesión. Los bajos salarios impiden unir a los 8’5 millones de desempleados estadounidenses con muchos de los puestos vacantes.

Asistimos no sólo a una nueva disposición de los trabajadores a buscar una mejor calidad de su empleo, algo que en Estados Unidos se había limitado, en estas últimas décadas, a la competencia individual, sino a un renacido protagonismo de la discusión sobre el trabajo en la vida pública.

Pero, por otro lado, se está dando lo que se ha llamado "la gran renuncia". Más de 10 millones de trabajadores han dimitido de sus puestos, en lo que Robert Reich, el secretario de Trabajo en la administración Clinton, ha calificado como "una huelga general informal". Publicaciones como Harvard Business Review ya han dedicado estudios al tema en los que se ha detectado que el grupo mayoritario a dejar el trabajo eran empleados de 30 a 45 años, especialmente del sector tecnológico y médico. Además de la mayor carga laboral y las presiones de este periodo, las ofertas de otras empresas para trabajar a distancia inducen a estos empleados el cambio. Teletrabajar ha demostrado que se puede "mantener la tasa de productividad haciendo menos", según el profesor de la universidad de Texas, Anthony Klotz. Los empleados renuncian a volver a sus oficinas, traslados diarios y jornadas maratonianas si lo pueden evitar.

El correlato político se observó el pasado mes de junio con la comentada exhortación de Biden a los empleadores para que paguen más. Su gobierno aumentó el salario mínimo no sólo a los trabajadores públicos federales, sino también a los autónomos y subcontratados, de 7’25 a 15 dólares a la hora. La cuestión no son tanto los deseos del propio Biden, sino que su administración sabe que los bajos salarios pueden afectar a la recuperación productiva del país frente a China. A esto habría que contraponerle la reticencia del Partido Demócrata, por descontado del Republicano, a recuperar políticas intervencionistas para el sector privado, añadiéndose una importante incógnita a la ecuación.

Parece, no obstante, que este fenómeno dual, desempleados incapaces de acceder a los empleos y alta rotación en sectores de mayor capacitación, se le ha unido la pléyade de huelgas: los mineros de carbón de Alabama, las alimentarias Nabisco y Kellog, técnicos televisivos y cinematográficos, fabricantes de maquinaria como John Deere y los profesionales de la salud de California y Buffalo. Lo que indica que en aquellos sectores donde hay sindicatos la respuesta a las malas condiciones y bajos salarios está siendo colectiva en vez de individual. Para que esta tendencia de búsqueda pase a convertirse en la norma se hace imprescindible la acción sindical organizada, pero en Estados Unidos sólo el 6% de los trabajadores de la empresa privada forman parte de un sindicato.

Lo cierto es que, bajo diferentes formas, asistimos no sólo a una nueva disposición de los trabajadores a buscar una mejor calidad de su empleo, algo que en Estados Unidos se había limitado, en estas últimas décadas, a la competencia individual, sino a un renacido protagonismo de la discusión sobre el trabajo en la vida pública. ¿Volverá el mago a hacerlo desaparecer dentro de su chistera o será él mismo quién desaparezca?

España tiene un gran déficit de mano de obra y la ultraderecha VOX rechaza la inmigración

Por; Analisis Crítico

De todos los grupos pro fascistas, Vox es el menos acomplejado, se muestran como son, tratan los inmigrantes como perros y los relegan a los peores trabajos y mal remunerados.




12 noviembre 2021

Maduro asegura que la economía venezolana no dependerá más del petróleo

Por: RT

"No vamos a hipotecar la vida de un país por un producto", declaró el mandatario.

Imagen Ilustrativa

                                                           Carlos Garcia Rawlins / Reuters

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro afirmó este miércoles que el país no dependerá más de la renta petrolera, ya que ha nacido un nuevo modelo económico "diversificado" que está "en manos de su gente".

"Ya pasó los cien años de dependencia petrolera, no vamos a depender más del petróleo, no vamos a hipotecar la vida de un país por un producto", expresó el mandatario, añadiendo que en Venezuela ha empezado un nuevo tiempo de crecimiento productivo.

"Cada vez necesitamos mejor planificación estratégica, mejor administración de los procesos para crecer, para garantizar todos los eslabones del proceso productivo y para garantizar las ventas nacionales", señaló Maduro.

El mandatario, además, indicó que una mejor administración de los procesos de producción permitiría "abrir los mercados internacionales a todas las industrias venezolanas, tanto del Estado como mixtas y privadas, de todos los tamaños y de todos los motores económicos".

Venezuela. ¿Puede una misión de observación electoral cuestionar las megaelecciones?

Por: Analisis Critico

La mayoría de las misiones de observación que vendrán a las elecciones regionales y municipales del próximo 21 de noviembre han estado antes en Venezuela.

Acorde a los convenios firmados por estas instancias con el Consejo Nacional Electoral (CNE), todas las veedurías, observaciones y acompañamientos no implican mecanismos para determinar y/o cuestionar resultados electorales, ni son instancias vinculantes al proceso venezolano.

Las delegaciones extranjeras consisten en mecanismos para generar recomendaciones claras y operativas que logren incidir en los procesos y, por ende, hacer efectiva la dimensión representativa de los procesos políticos nacionales a lo largo del tiempo, pero ello difiere claramente de que puedan inferir, «validar» o «invalidar» una elección.

Breve historial de observación y de acompañamiento en elecciones venezolanas

Las elecciones venezolanas contaron durante la primera década de este siglo con observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), el llamado Grupo de Países Amigos (grupo ad-hoc creado por el secretario general de aquel entonces, el expresidente colombiano César Gaviria), el expresidente norteamericano Jimmy Carter y la directora ejecutiva de su fundación, Jennifer McCoy, junto a representantes de diferentes ONG de alcance global.

También hubo observadores nacionales que se distribuyeron de manera aleatoria por todo el territorio para monitorear los comicios y certificar el cumplimiento de las garantías mínimas.

Desde 2010, cuando el CNE venezolano optó por que los actores internacionales que estuvieran presentes en los procesos electorales fueran misiones de acompañamiento, se ha mantenido la presencia de expertos e instituciones realizando tareas de monitoreo a los procesos electorales.

Básicamente, no hay registros en los últimos 20 años de que alguna misión extranjera cuestionara los resultados en las elecciones del país. Aunque en muchos casos ha habido «observaciones» sobre fortalezas y debilidades de los procesos electorales.

En 2010, Venezuela emitió una normativa sobre observación y acompañamiento internacional, privilegiando el criterio de acompañamiento, a través de la Resolución N° 1005526-0123 mediante la cual se dictó el Reglamento en Materia de Observación Nacional Electoral y Acompañamiento Internacional Electoral estableciendo condiciones como:

  1. Distinción de observación nacional y acompañamiento electoral internacional (Art. 471 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales o LOPRE).
  2. Atribuciones limitadas (Art. 484, LOPRE).
  3. Capacidad de revocar credenciales (Art. 487, LOPRE).

Las elecciones presidenciales de 2013 contaron con 3 mil 435 observadores nacionales y 240 acompañantes internacionales: 170 de estos eran parlamentarios, delegados de organizaciones internacionales, representantes de organizaciones gremiales, periodistas y académicos, con distintos niveles de conocimiento de la ley electoral venezolana y los estándares electorales aceptados internacionalmente. Cuatro organizaciones internacionales enviaron misiones de acompañamiento internacional: la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniore) y el Centro Carter.

Ese último dato es muy relevante. Las elecciones de 2013, señaladas de «fraude» por la oposición venezolana y que fueron hito de señalamientos internacionales, a causa de una diferencia mínima que favoreció al chavismo, contó con presencia de delegaciones extranjeras y ninguna de ellas se extralimitó a cuestionar los resultados.

¿Qué garantiza una misión electoral?

Como ha dicho la jefa de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOEUE), Isabel Santos, «una misión no legitima ni deslegitima a un régimen o un gobierno».

En efecto, sus declaraciones guardan una clara distancia con las que hiciera recientemente el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell, cuando afirmó que la observación «legitimaría» las elecciones.

¿Por qué entonces hay tanta expectativa por la MOEUE? Este 2021 se ha pregonado que «ahora sí» hay garantías electorales por la presencia de ciertos actores internacionales observando las elecciones.

Sin embargo, debe entenderse ello como una estrategia de partidos opositores para captar votos, luego de que estos mismos actores propiciaran un acumulado de abstención y deslegitimación del CNE que ha inmovilizado a muchos votantes opositores.

Las misiones electorales y ¿discrecionalidad política?

Las misiones de observación de la UE y de otros actores pueden facilitar procesos electorales pero también han recibido críticas en países como México durante las elecciones presidenciales de 2006 en las que el ente electoral declaró ganador a Felipe Calderón y la misión no acompañó a la oposición durante el conflicto post-electoral.

En Congo (2012) el comisario de Desarrollo de la Comisión, el belga Louis Michel, fue acusado de apoyar al candidato Joseph Kabila, y tanto en Bielorrusia como en Ucrania, Bruselas fue acusada de ponerse del lado de la oposición.

Es ampliamente conocido el controversial rol que jugó la OEA durante las elecciones en Bolivia en 2019. También es preocupante el poco espacio y tiempo de análisis dedicado a las implicaciones que puede tener el desconocimiento de la delgada línea entre el acompañamiento, la observación y la injerencia extranjera.

Venezuela y la presencia de la ONU en 2021

En marzo de 2018, previo a las elecciones presidenciales de mayo en las que venció el presidente Nicolás Maduro, representantes del gobierno venezolano y de un sector de la oposición solicitaron a la ONU «una misión exploratoria que entregue al mundo garantías sobre la transparencia de nuestro proceso electoral», así lo escribió el mandatario en su cuenta de la red social Twitter.

El profesor Samuel Moncada, embajador venezolano ante la ONU, señaló que en la reunión con funcionarios del organismo multilateral le informaron que «hay muchas presiones en contra de la participación de la ONU. De todas partes estamos recibiendo presiones para que no vayamos». Las presiones señaladas tuvieron su efecto y no se llevó a cabo la participación, aun cuando hay siete tipos de observación electoral establecidas en las directrices de la ONU y solo tres de esas necesitan la aprobación de la Asamblea General o del Consejo de Seguridad; las otras cuatro son potestad del Secretario General, Antonio Guterres.

En esta ocasión Guterres envió un «panel de expertos electorales» para seguir de cerca los comicios, así lo informó el pasado 14 de octubre un portavoz del Secretario General en un comunicado.

Al arribar a Venezuela, esta delegación de seis miembros informó que solo cinco veces en la historia de la ONU el Secretario General ha desplegado misiones de este tipo.

La importancia de este dato yace en que varios actores políticos en Venezuela ponen sus esperanzas en la MOEUE, otorgándole una importancia y «vedetismo» político que no tiene. En realidad, por su significado, el panel de expertos electorales de la ONU podría considerarse de mayor relevancia, aunque para el CNE ninguna delegación es vinculante a las próximas elecciones.

La misión de la ONU buscaría «proporcionar al Secretario General un informe independiente e interno», pero técnicamente es diferente de las «misiones de observación electoral» que requieren de un mandato específico del Consejo de Seguridad o de la Asamblea General.

Las misiones de expertos «no emiten declaraciones públicas evaluando la conducción general de un proceso electoral ni sus resultados», aclaró un comunicado de ONU Venezuela.

La importancia de ese dato es que de apegarse a su normativa, esta misión electoral tampoco tendrá posibilidades y facultades para cuestionar cualquier resultado electoral, tal como podrían esperar algunos actores políticos dentro y fuera de Venezuela.

Foto: AFP

Fuente: Misión Verdad

Palestina: Israel amenazó con asesinar a Mahmud Abás

Por: Hispan Tv

El portavoz de la Presidencia palestina revela que Israel amenazó al presidente Mahmud Abás, porque rechazó el acuerdo del expresidente de EE.UU. Donald Trump.



En una entrevista concedida a la cadena libanesa Al Mayadeen, difundida este jueves, Nabil Abu Rudeine ha declarado que Israel amenazó con asesinar a Abás después de que él rechazara el plan proisraelí de Trump, el controvertido ‘acuerdo del siglo’.


Además, ha aseverado que “sin ninguna duda”, el régimen israelí asesinó al expresidente palestino Yaser Arafat, el 11 de noviembre de 2004.

Abu Rudeine ha subrayado que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha rechazado todas las ofertas para desasistir a Al-Quds (Jerusalén) a cambio de miles de millones de dólares, mientras ningún país brindó ayuda a Palestina después de las posturas de Trump.

El vocero ha denunciado que Israel, con el apoyo de Washington y unos países de la región, está confiscando el dinero de la ANP, porque esta última paga a las familias de los mártires, y ha señalado que cualquiera que adopte una postura patriótica será sometido a asedio, asesinato y mutilación.

 

Al respecto, ha dejado claro que la Autoridad Palestina nunca abandonará la cuestión de los presos o Al-Quds aunque no quede dinero, y ha insistido en que las decisiones de la ANP son más independientes y soberanas que muchos países del mundo.

El “acuerdo del siglo”, vulnerando claramente el derecho internacional, establece que toda la ciudad de Al-Quds pasaría a ser capital israelí, los asentamientos israelíes en la ocupada Cisjordania también serían reconocidos a cambio de que durante los próximos cuatro años se deje de construir.

Arafat murió en 2004 a los 75 años. Todavía continúa la polémica en torno a las causas de su muerte. Muchos palestinos acusan al régimen de Israel de haberlo envenenado.

Según el periodista israelí Ronen Bergman, en su libro ‘Rise and Kill First: The Secret History of Israel’s Targeted Assassinations’ (Levántate y mata: la historia secreta de los asesinatos selectivos de Israel), un caso que muestra la determinante intención del régimen de Tele Aviv para acabar con la vida de Arafat, fue cuando el exprimer ministro israelí Ariel Sharon buscaba derribar vuelos comerciales en los que iba el líder palestino.

Racismo en Estados Unidos :Fotos que sacuden al mundo

Por: Hispan Tv

Enlace

1950, Carolina del Norte, Estados Unidos: Elliot Erwitt tomó una foto de fuentes de agua separadas para documentar la era del racismo.


El racismo ha existido en Estados Unidos desde la creación del país y la esclavitud era común incluso antes de su fundación, durante la época de la colonización.

Las principales estructuras racistas en los Estados Unidos incluyen la esclavitud, la segregación racial y la separación de escuelas.

Millones de negros de África fueron secuestrados por traficantes de esclavos para trabajar en minas y campos en los Estados Unidos. Fueron privados de todos sus derechos.

Los afrodescendientes fueron liberados tras la abolición de la esclavitud promulgada después de la Guerra Civil estadounidense; sin embargo, fueron encarcelados bajo una nueva valla.


11 noviembre 2021

Noti paraco: ¡Medellín Petrista¡

Por: Analisis Critico

A propósito de la campaña electoral de Colombia "Noti Paraco" tiene una guía de orientación para mostrarle a la ciudadanía las capacidades y virtudes que acompañan la moral URIBISTA y puedan votar en condiciones  de transparencia.

¿En serio?

El Eurocentrismo no tomó en cuenta que la civilización incaica surgió hace 5000 años

Por Analisis Critico

Es una constante del complejo de inferioridad de Europa que trate de ocultar que primero que ellos existieron grandes civilizaciones que poseían grandes conocimientos sobre astronomía , tecnología, sabiduría y relaciones internacionales.

Por ello "El ocultamiento del otro" como se denomina en términos sociales es una designación de quien pretende desconocer la existencia de valores y culturas mas humanas que la que pretende inrtar el "Eurocentrismo.

Sin lugar a dudas las antiguas civilizaciones estaban dotadas de mecanismos de justicia social con relaciones igualitarias y comunales, que permitían superar cualquier contingencia o amenaza a sus formas de existencia

La arqueóloga Ruth Shady y su equipo localizaron e investigaron la civilización más antigua de #América. 

 

El volcan la palma es considerado mas una atracción turística que una amenaza para la población

Por: Analisis Critico 

La lava del volcán de La Palma (islas Canarias, España) alcanzó las aguas del océano Atlántico por segunda vez desde que entró en erupción .

Es importante señalar que lo de las erupciones del volcan "La palma" esta siendo considerado en mayor grado una atracción turística que una tragedia humanitaria para la población de la palma y sus alrededores.

Asaltante del Capitolio fue condenado a 41 meses de prisión

Por: Analisis Critico

Se trata de la mayor pena dictada hasta ahora contra uno de los acusados, por los violentos hechos del 6 de enero en la sede del Congreso estadounidense.

Imagen: Uno de los asaltantes del capitolio en Washington



Un hombre que golpeó a un policía durante el asalto al Congreso de Estados Unidos del pasado 6 de enero fue condenado este miércoles (10.11.2021) a tres años y cinco meses de prisión, la pena más alta ordenada hasta el momento contra uno de los acusados por ese suceso.

El condenado Scott Fairlamb, de Nueva Jersey, es la primera persona sentenciada por agredir a un agente de policía durante el asalto al Capitolio por parte de seguidores de expresidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021).

Durante la lectura de la sentencia el juez Royce Lamberth, de una corte federal del Distrito de Columbia, calificó de "afrenta a la sociedad y a la ley" las acciones de Fairlamb, dueño de un gimnasio y exluchador de artes marciales mixtas.

Varios videos grabaron a Fairlamb

El condenado aparece en varios videos grabados el 6 de enero gritando consignas a favor del asalto al Capitolio, escalando por las gradas que se estaban instalando en ese momento para la investidura presidencial del demócrata Joe Biden y dando puñetazos a un policía.

Asimismo, aparece entrando y saliendo del edificio del Capitolio, de acuerdo con escritos judiciales y a los vídeos mostrados en la corte.

Se había declarado culpable

Fairlamb se declaró culpable en agosto de agredir a un policía y de obstruir un procedimiento oficial, en referencia a la sesión del Congreso que se celebraba el 6 de enero para ratificar la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre de 2020 frente a Trump y que se vio interrumpida por unas horas.

El acusado pidió este miércoles "clemencia" y afirmó entre sollozos ante el tribunal que lamenta "de verdad" sus acciones de ese día y que tiene remordimientos.

La sentencia contra Fairlamb puede establecer un precedente en los casos de otros imputados por el asalto al Capitolio que cometieron actos de violencia.

De los 126 acusados que se han declarado culpables hasta ahora, solo 16 han admitido delitos graves.

Hasta ahora solo tres personas han sido condenadas, el propio Fairlamb y otros dos individuos que han recibido sentencias de ocho y catorce meses, pero que no estaban acusadas por haber agredido a ningún agente.

jc (efe, reuters)

Crónicas de un saqueo continuado: Revelan que Guaido gastó en un año más de 121 millones de dólares para "liberar a Venezuela"

Por: Analisis Critico

"Crónicas de un saqueo continuado"

Imagen: Juan Guaido y Luis Almagro

En el listado difundido por la junta administradora paralela del Banco Central de Venezuela se afirma que la presidencia obtuvo casi dos millones de dólares cuyo uso no está detallado.

El testaferro del líder de la banda Leopoldo López y Voluntad Popular, mantiene el esquema de despojo de los recursos de los venezolanos, ya es hora que el gobierno venezolano ejerza la ley contra el latrocinio de la clase política ultraderechista.




Ciencia y capitalismo en tiempos de covid

Por: Laura Nuño de la Rosa

La pandemia de la covid-19 ha puesto de manifiesto la intrincada relación entre naturaleza y sociedad, así como entre ciencia, tecnología y política. 


Este artículo no pretende ofrecer una reflexión en profundidad, sino más bien una introducción, más o menos sistematizada, a algunas de las muchas cuestiones éticas, morales y políticas que, de manera acelerada y magnificada, ha puesto sobre la mesa la pandemia. Presentaré estas cuestiones agrupadas en tres grandes secciones. En la primera, reflexionaré sobre la naturaleza socialmente construida de la pandemia en el contexto de la globalización capitalista y la destrucción del hábitat. En la segunda sección analizaré cómo se ha configurado la relación entre ciencia y capitalismo en las distintas fases de producción de las ciencias de la covid. Por último, esbozaré algunas consideraciones en torno a la reacción social a la ciencia de la pandemia, que incluirán tanto una discusión sobre las fuentes de autoridad científica en el marco de los movimientos anticiencia como una reflexión en torno al modo en el que conocimiento científico y la acción política se articulan y deberían articularse en un horizonte emancipatorio. 


1. La naturaleza socialmente construida de la pandemia

¿En qué sentido la pandemia puede considerarse una realidad natural y a la vez socialmente construida? En esta sección abordaremos la necesidad de pensar críticamente la dimensión social de la pandemia en lo que afecta tanto a su génesis y evolución como al modo en el que la enfermedad, atravesada por la desigualdad, se expresa en los cuerpos individuales (para un análisis más en profundidad de estas cuestiones, véase Nuño de la Rosa, 2021).

1.1. El origen social de la pandemia

Hoy sabemos qué plantas y animales se originaron a partir de la fusión de diferentes especies microbianas y qué virus y bacterias juegan un rol esencial en la regulación de la salud y de los ecosistemas (véase la entrevista a Máximo Sandín en Lomeña, 2020). Las epidemias, sin embargo, no son consustanciales a la especie humana. Su aparición es un fenómeno relativamente reciente en nuestra historia evolutiva, asociado al crecimiento y a la concentración de las poblaciones humanas que acompañó a la sedentarización de las primeras sociedades agrícolas y ganaderas en el Neolítico. De hecho, la disciplina de la epidemiología no nace hasta el siglo XIX, cuando se desata la guerra contra los microbios que aparece, a su vez, inextricablemente ligada a las condiciones de hacinamiento que acompañaron a la industrialización (Latour, 1984). La pandemia de la covid-19 es, en el mismo sentido, producto de una época, la nuestra, caracterizada por la globalización acelerada de las relaciones sociales y económicas y la destrucción del planeta derivada de la lógica productivista del capitalismo. Sin la destrucción de las fronteras de los hábitats salvajes, sin las dimensiones ingentes de las concentraciones humanas en espacios de ocio y transacción económica, sin la frecuencia acelerada de los viajes transoceánicos…, la génesis de la pandemia no habría sido explosiva ni su propagación global y exponencial. 

La pandemia de la covid ha mostrado de manera dramática la falsedad de la dicotomía entre naturaleza y sociedad

En las últimas décadas se había asumido que el progreso tecno-científico había generado “transiciones epidemiológicas” que habían liberado a las sociedades desarrolladas de la amenaza de las enfermedades infecciosas (Etxeberría, 2021). Consideradas males producidos por las condiciones de insalubridad de los países pobres, la industria farmacéutica hace tiempo que había dejado de invertir en el desarrollo de vacunas para concentrarse en las enfermedades intrínsecas asociadas al aumento de la esperanza de vida, como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares o el alzhéimer.  

La pandemia de la covid-19 ha desenmascarado la ilusoria pretensión de circunscribir geopolíticamente las enfermedades, revelándose como el síntoma más palpable del Antropoceno, la primera época geológica definida por el efecto estructural de las actividades de una sola especie, la nuestra. Como hace tiempo se viene denunciando desde el ecosocialismo, la pandemia de la covid ha mostrado de manera dramática la falsedad de la dicotomía entre naturaleza y sociedad, una cuestión que, lejos de ser meramente ontológica, revela dimensiones prácticas inmediatas, y es que el hecho de que seamos productores de la naturaleza, señala también a las víctimas y responsables de esas acciones. 


1.2. La vulnerabilidad diferencial ante la pandemia: género, raza y clase

Como sucede con todas las enfermedades, el modo en que nos afecta la covid en cada una de sus etapas (a saber, la probabilidad misma de enfermar, de presentar un curso grave y de tener acceso a unos cuidados de calidad) también depende del contexto social (Barea, 2021). Esta cuestión no es ajena a la epidemiología misma, donde existe un gran debate al respecto. Desde la década de los ochenta, la llamada epidemiología de los factores de riesgo, centrada en los factores biológicos y conductuales que explican la enfermedad, ha venido siendo cuestionada desde enfoques críticos que tratan de comprender la salud atendiendo al contexto social, económico, cultural, histórico y político de las poblaciones (Arrizabalaga, 2021). 

Explorar las múltiples dimensiones en las que cada una de las fases de la enfermedad de la covid-19 y su propagación se ha visto afectada por estos contextos exigiría varios artículos. Aquí nos limitaremos a explorar de manera muy sucinta cómo la vulnerabilidad diferencial ante la enfermedad depende no solo de factores supuestamente naturales como la edad o el sexo, sino también de cómo se construyen socialmente esas diferencias. Y es que, a pesar del mantra, repetido hasta la extenuación, sobre la naturaleza democrática y no discriminatoria del virus, la variabilidad de la incidencia y las tasas de letalidad de la covid por países, ciudades y distritos, e incluso la huida de grandes fortunas a regiones despobladas en jets privados (Helmore, 2020), ha puesto de manifiesto la intrincada relación entre salud y clase social, tecnología y política. El modo en que la salud y la enfermedad traducen las posiciones múltiples y entrecruzadas de subordinación social se ha revelado con particular dramatismo en el caso de la raza y el sexo/género. Como ha documentado la agencia de salud pública estadounidense (https://www.cdc.gov/), la raza, entendida como una realidad socialmente construida que, sin embargo, tiene efectos materiales en los hábitos, comorbilidades y acceso a los sistemas de salud, ha tenido un efecto devastador en la vulnerabilidad diferencial ante el riesgo de infección y muerte por covid. Del mismo modo, la amplitud de la variación geográfica y temporal en los índices de mortalidad por sexo indica que esta disparidad no puede comprenderse como el resultado predeterminado de la dotación cromosómica o genital de hombres y mujeres, sino que ha de tener en cuenta las distintas ocupaciones laborales, estilos de vida y comorbilidades asociadas a tales hábitos (Richardson y Shattuck-Heidorn, 2020).  

2. Ciencia y capitalismo en tiempos de pandemia

Si la pandemia es global y se manifiesta de un modo diferencial que traduce las desigualdades sociales, la ciencia que se hace cargo de ella reproduce también las relaciones económicas del capitalismo actual. En el siglo pasado, la ciencia se consolidó como empresa global que trasciende las fronteras de los laboratorios y de los propios Estados, dando lugar a redes científicas transnacionales que, bajo un proyecto común, implican a un gran número de investigadores de distintas especialidades. El proyecto Manhattan, destinado al desarrollo de armas nucleares durante la II Guerra Mundial, o el más reciente Proyecto Genoma Humano, ambos liderados por EE UU, son los grandes ejemplos de los proyectos big science que han caracterizado a la ciencia del siglo XX. En este sentido, hace ya décadas que la imagen ilustrada de la ciencia como una labor desinteresada, practicada por mentes incorpóreas que someten a prueba sus hipótesis aplicando el método científico, ha sido abandonada. Las comunidades científicas se conciben más bien como redes extensas que desbordan los confines de los laboratorios e incluyen también a agentes políticos y empresariales (Latour, 2005). Las ciencias de la pandemia, y en particular la empresa internacional que ha puesto en marcha el desarrollo de las vacunas contra la covid, dibujan una nueva configuración de ciencia transestatal gobernada no ya por gobiernos, sino por oligopolios empresariales y ante los cuales los acuerdos supranacionales como Covax se han demostrado incapaces (Phillips, 2021a).

En los últimos años, la creciente dependencia de la ciencia, no solo de agencias de investigación, sino, sobre todo, de empresas y fundaciones privadas, ha desatado la reflexión crítica sobre la supuesta independencia del conocimiento científico (Longino, 2019). Y es que los intereses privados no solo condicionan la propia elección de los hechos que se investigan. Cuando la investigación científica se orienta a la comercialización de sus productos, la propia maquinaria de producción del conocimiento científico (en particular la precarización de la mano de obra investigadora) se ve profundamente afectada (Caro Maldonado, 2021). Por otro lado, en las últimas décadas el conocimiento científico ha sido objeto de un creciente proceso de privatización, tanto de su propia expresión en forma de artículos académicos como de su aplicación en productos tecnocientíficos. La industria editorial se lucra con la administración de la publicación y el acceso a los resultados de una ciencia financiada mayoritariamente con fondos públicos, del mismo modo que la industria farmacéutica gobierna el desarrollo y la distribución de vacunas y medicamentos. En el caso de las vacunas, si bien el código ético está bien establecido para la fase de desarrollo en lo que refiere a los ensayos clínicos, existe un total vacío en relación a su distribución, como hemos tenido ocasión de comprobar al presenciar la guerra de las vacunas desatada por la competición entre los países ricos por su adquisición anticipada. El acelerado proceso de apropiación del conocimiento científico se traduce en la creciente patentización de los productos de la ciencia en todos los procesos que se utilizan para su desarrollo (sobre la apropiación intelectual de la vida misma por parte de las empresas de la llamada biología sintética, véase Nuño de la Rosa, 2013). La evolución de la legislación internacional sobre patentes, como la del mercado editorial, ha dado lugar a un escenario de precios desorbitados, oligopolio empresarial y acceso sangrantemente desigual (Díaz y Arador, 2020). 

3. La reacción social a la ciencia de la pandemia

Otra de las cuestiones que ha acelerado la crisis de la covid tiene que ver con la transformación de las fuentes de autoridad científica, que tradicionalmente han emanado de mecanismos e instituciones como la revisión por pares o los reconocimientos otorgados por academias científicas. Por un lado, el vaciamiento de autoridad de estos mecanismos e instituciones heredados se está produciendo como resultado de la tendencia creciente, interna a la ciencia misma, a acudir directamente al público para promocionar distintos programas de investigación en liza para conseguir financiación (Daston, 2021: 85). A su vez, la accesibilidad a los resultados de la ciencia, sumada a la crisis de los mecanismos de legitimación tradicionales, ha ampliado las fuentes consideradas legítimas al sumar a nuevos actores generadores de opinión científica en las redes sociales. Por otro lado, la legitimidad del conocimiento atesorada por los mecanismos de autoridad tradicionales se tambalea también por los ataques externos por parte del movimiento anticiencia, que ha vivido una nueva reencarnación en las teorías conspiranoicas y negacionistas de la pandemia. El movimiento anticiencia condensa la dimensión sociopolítica de la ciencia en agentes políticos o empresariales concretos (Bill Gates, la tecnología 5G), cuando nadie más parece querer denunciar públicamente los efectos devastadores de la mercantilización de la ciencia y la tecnología. 

La compleja naturaleza de la pandemia revela que no existen los expertos totales para los problemas transcientíficos

En este escenario, la derecha ha logrado imponer una narrativa, a la que también ha contribuido la izquierda institucional, en la que economía y salud se oponen como polos de una disyuntiva donde el término salud se vincula a la salud pública y las medidas de restricción social, mientras la economía se asocia al aperturismo. La ciencia aparece aquí como fuente neutral, reguladora de las medidas destinadas a proteger la salud pública, y la política como el árbitro que ha de decidir entre los consejos de la ciencia y las demandas de la economía. Desde nuestra perspectiva, es urgente construir una narrativa distinta de la articulación entre economía y salud, ciencia y política, que huya del relativismo conspiranoico a la vez que abandone el endiosamiento de la ciencia como fuente neutral explicativa y legitimadora de medidas de acción política. La necesidad de subrayar los componentes políticos de las decisiones públicas en torno a la salud pública no es solo, por tanto, una cuestión de transparencia, sino que exige una reflexión crítica sobre la propia naturaleza, la ciencia y sus productos. Por un lado, ante la crisis ambiental y política de la que esta pandemia parece tan solo un síntoma precoz, la lucha social y medioambiental solo pueden concebirse como inseparables. Como demuestra el modo en el que la vulnerabilidad diferencial ante la enfermedad está atravesada por la vulnerabilidad social en todos sus ejes, así como la responsabilidad ecológica del ser humano en el origen y los efectos de la pandemia, la compleja naturaleza de la pandemia revela que no existen los expertos totales para los problemas transcientíficos y que la dejación de la política en manos de comités de expertos es sencillamente falaz. Por otro lado, dado el modo en el que los intereses industriales afectan a la empresa científica en todas sus fases de producción y distribución, el control público de la ciencia y sus productos se nos impone como la única alternativa.  

En la era precovid pocos imaginaban que una crisis sanitaria podría desatar la paralización casi total de la maquinaria productiva del capitalismo global; sobre todo, si la comparamos con la práctica ausencia de acción política que ha acompañado a la amenaza, largamente documentada, del cambio climático. La explicación más obvia de esta paradoja refiere a la escala transgeneracional del cambio climático en contraposición a la pandemia, pero la más interesante políticamente apunta a que los cambios necesarios para combatir el cambio climático son de una naturaleza estructural “de tal magnitud, alcance y duración que es normal que encuentren resistencia muy poderosa y bien financiada” (Daston, 2021: 91). Y, sin embargo, hubiera podido suceder, y es desde luego muy plausible en futuros escenarios pandémicos, que no se hubiera desarrollado, o al menos no en este tiempo récord, una vacuna efectiva contra el coronavirus. Es más: cabe todavía el escenario de que aparezcan variantes resistentes, un escenario favorecido por la codicia de los países ricos que pretenden invertir las vacunas acumuladas en dosis de refuerzo en lugar de donarlas a los países pobres (Phillips, 2021b). La solución política a esta pandemia y a las que vendrán no puede depositarse en un optimismo tecnológico cortoplacista que cifre en las vacunas la panacea exclusiva, sino que exige una reflexión radical sobre las condiciones de vida y la ciencia que se produce en un mundo profundamente desigual y ecológicamente devastado. 

Referencias

Arrizabalaga, Jon (2021) “Cómo entendemos históricamente las epidemias”.  En Del Llano, Juan y Camprubí, Lino (Eds.) Sociedad entre pandemias. Madrid: Fundación Gaspar Casal. 

Barea, Jesús (2021) “Razones por las que esta pandemia nunca fue una batalla”. En Del Llano, Juan y Camprubí, Lino (Eds.), op. cit.

Caro Maldonado, Alfredo (2021) “No es ciencia todo lo que reluce. Análisis crítico del sistema tecnocientífico”, Dosieres ecosociales. Madrid: FUHEM.

Daston, Lorraine (2021) “Covid desde la epistemología histórica”. En Del Llano, Juan y Camprubí, Lino (Eds.) Sociedad entre pandemias. Madrid: Fundación Gaspar Casal.

Díaz, Jorge Luis y Arador, Álvaro (2020) “La propiedad intelectual farmacéutica y su amenaza para la salud pública”, viento sur. 

Etxeberria, Ander (2021). “Covid y otras relaciones entre virus y humanos”. Revista de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia en España, número especial: Corredor Lanas, Cristina y Pérez Chico, David (Eds.) “Filosofía en tiempos de pandemia”, pp. 22-29. 

Helmore, Edward (2020) “Coronavirus lifestyles of the rich and famous: how the 1% are coping”. The Guardian. 13/03/2020. 

Latour, Bruno (1984) Les Microbes: guerre et paix suivi de Irréductions, Paris: Métaillé.

(2005) Reassembling the social: an introduction to actor network-theory. Oxford New York: Oxford University Press.

Lomeña, Andrés (2020) “Somos virus y bacterias. Una entrevista con el biólogo Máximo Sandín”. Huffington Post. 07/04/2020.  

Nuño de la Rosa, Laura (2021) “La construcción de la pandemia”, Revista de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia en España, número especial, pp. 8-12. 

(2013) “¿Puede ser la vida objeto de ingeniería?” viento sur, 131, 42-51.

Phillips, Leigh (2021a) “Agradecer al socialismo por la vacuna. Culpar al capitalismo por su distribución”, viento sur, 6/01/2021.

(2021b) “Desigualdades: ¿A quién beneficia que el virus mute? Contra el apartheid de las vacunas”. viento sur, 16/08/2021.

Richardson, Sara S. y Shattuck-Heidorn, Heaher (2020) “Introducing the GenderSci Lab COVID Project” GenderSci Blog, 24/06/2020. https://www.genderscilab.org/blog/covid-intro 

Laura Nuño de la Rosa es profesora de Filosofía de la Ciencia en la Universidad Complutense de Madrid

Fuente: https://vientosur.info/ciencia-y-capitalismo-en-tiempos-de-covid/

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10 noviembre 2021

Duro golpe al expansionismo israelí

Por: Analisis Critico

Revés para EEUU e Israel: ONU aprueba 6 resoluciones antisraelíes

La Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) adopta seis resoluciones contra Israel por violación de los DD.HH. y el uso de la fuerza contra los palestinos.

A pesar de la oposición de las delegaciones de EE.UU., Canadá y el régimen israelí, el 4.º Comité de la Asamblea General de la ONU aprobó el martes seis resoluciones antisraelíes, ‌mientras este régimen continúa su agresión contra la nación palestina.



De hecho, el ente condenó los crímenes cometidos por el régimen de Tel Aviv, entre ellos la violación sistemática de los derechos humanos del pueblo palestino, el uso de la fuerza contra palestinos —especialmente los residentes de la Franja de Gaza—, la construcción de asentamientos en los territorios ocupados, incluido en Al-Quds (Jerusalén), y los arrestos arbitrarios.

Además, instó al régimen de Israel que implemente las resoluciones de la ONU sobre los altos del Golán y que ponga fin a la ocupación de esta meseta.



Analisis geoestratégico: Primera crisis de la energía verde

Por: Analisis Critico

La crisis tiene su origen en el aumento de la demanda de energía.



En a medida que se consolida la recuperación económica de la pandemia, y en un sistema cuidadosamente calibrado que se ve afectado fácilmente por fenómenos meteorológicos o problemas mecánicos.

Analisis del Profesor Alfredo Jalife


Documental: Chile basurero de ropa Usada

Por: Analisis Critico

Desierto de Atacama invadido por ropa usada

El desierto de Atacama en Chile es el lugar más seco del mundo
Aquí solo hay arena, viento y…
¡¿ropa vieja?!
Montañas de ropa desechada hasta donde alcanza la vista




Explicación racional del meta verso de Zukerberg

Por: Analisis Critico

¿Será un nuevo avance en las posibilidades de interacción humana o una dependencia mas de los hatches o serán cementerios reales?

Un ambiente de interacción virtual


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