A nivel mundial, esto plantea importantes desafíos ecológicos y de salud, porque estos desechos deben ser eliminados y procesados. Las investigaciones se centran en la reducción del inmenso consumo de agua.
El objetivo es que los retretes sean casi completamente secos. Bill Gates está invirtiendo cientos de millones de dólares en nuevas tecnologías que deberían ser más eficientes y ecológicas que la descarga de agua del inodoro. La investigación gira en torno al mal olor. Los científicos se embarcan en un viaje por el mundo para descubrir cómo descifrar el hedor del inodoro a nivel molecular y eliminarlo científicamente. La especial composición del excremento tiene un olor desagradable, y debe advertirnos: el cólera, la hepatitis A y la fiebre tifoidea pueden transmitirse a través del agua potable contaminada con materia fecal y malas condiciones de higiene. Cientos de miles de niños en todo el mundo mueren cada año a causa de estas enfermedades. Nuestros excrementos son cuestionados a nivel económico, de salud y, por último, pero no menos importante, a nivel cultural. En la India, muchas personas hacen sus necesidades al aire libre. El primer ministro Narendra Modi quiere acabar con este hábito con la "Misión Swachh Bharat”, misión por una India limpia. Como el saneamiento es asunto político, se construirán millones de baños secos en todo el país. Queda por ver si la revolución del retrete impuesta desde arriba tendrá éxito en contraposición a un hábito cultural centenario. La idea básica del ciclo natural surge una y otra vez cuando se trata de la cuestión de los excrementos. La posibilidad de recolectar materia fecal y orina y utilizarlo en plantas de biogás, para generar electricidad o como fertilizante, cobra cada vez más importancia en tiempos de escasez de agua y de una gestión más consciente de los residuos.
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