La crisis política que atraviesa Perú ya dejó un saldo provisional de cuatro muertos, una convocatoria a nuevas elecciones presidenciales y un clima de violencia por las represiones policiales que sufren las protestas masivas de ciudadanos que están a favor del expresidente Pedro Castillo y en contra de la nueva presidenta, Dina Boluarte.
También hay incertidumbre sobre el futuro de Castillo, ya que México insiste en otorgarle asilo, pero la Justicia peruana quiere juzgarlo por diversas causas de presunta corrupción y por los delitos que habría cometido el miércoles pasado, cuando anunció la disolución del Congreso y un "gobierno de emergencia excepcional" que no recibió el apoyo de ninguno de los poderes –ejecutivo, legislativo y judicial– ni de las Fuerzas Armadas.
Ese día terminó de estallar la tensión que prevalecía en Perú desde que Castillo asumió el 28 de julio del año pasado. Y el clima de crispación solo ha ido en aumento.
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