Por: Análisis Crítico
Desde los tiempos más antiguos, la función de los primeros monumentos de la humanidad fue la de recordar lo más importante. Los seres humanos convertidos en piedra dejaban de ser mortales, se convertían en deidades, entraban a competir con el tiempo.
La eternidad se percibía encarnada en las figuras de mármol o granito, que parecían capaces de preservar la memoria intacta "hasta el fin de los tiempos", según la creencia del lugar y de la época.
Los monumentos, en varios idiomas llamados también "memoriales", tienen como sentido el recordar. Pero el acto de recordar es posible solo mientras existe la memoria. Cuando el último recuerdo se pierde, los monumentos se mueren, convirtiéndose en objetos arqueológicos.
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