Por: National Geographic
Avenidas, plazas y jardines rodearon el palacio imperial de los asirios en Nínive: la capital más poderosa de Medio Oriente en la Antigüedad.
La biblioteca de Nínive fue uno de los primeros recintos reconocidos internacionalmente como un lugar de consulta universal. Como parte de las riquezas de los reyes asirios, se pensó en conglomerar todo el conocimiento del imperio en un mismo archivo.
Hasta en los últimos confines de Egipto había sabios que querían visitar el espacio: filósofos, astrónomos, médicos y otros eruditos emprendían viajes durante meses para tener acceso a la información que ahí estaba contenida.
El gran acervo bibliográfico no fue lo único que convirtió a Nínive en un punto álgido de la cultura y el comercio. Como la primera capital del Imperio Asirio, hacia el siglo II a.C. la ciudad ya rebosaba en vida y lujos. Los registros históricos describen amplias avenidas decoradas con columnas romanas, al tiempo que la arquitectura de los palacios se dejaba influir por el canon arquitectónico persa.
Ésta es su historia.
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