Depués de pasar meses sin electricidad tras el enorme impacto del huracán María en 2017, el gobierno de Puerto Rico anunció una "solución" para su crisis energética: el monopolio público que manejaba este servicio básico sería privatizado.
Ricardo Rosselló, el entonces gobernador que tuvo que dimitir en medio de protestas por un escandaloso chat en el que compartió insultos misóginos y homofóbicos, dijo en aquel momento que la red se transformaría en una "moderna, eficiente y menos costosa".
Cuatro años después, una vez consumada la privatización de la empresa de energía, la promesa no solo está lejos de cumplirse, sino que el territorio estadounidense está en una situación de fragilidad ante los constantes fenómenos atmosféricos que le afectan.
En la isla, siguen los apagones.
Como ocurrió el pasado 19 de septiembre, luego del azote del huracán Fiona, que llegó como categoría 2, con vientos sostenidos de 137 Km/h, y causó un apagón general que tomó cerca de un mes en repararse por completo
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