Pueblos, barcos nazis y puentes romanos que habían estado sumergidos en el agua han resurgido este año a medida que los ríos y los embalses se secan.
LONDRES — Los trozos de metal oxidados de una vieja camioneta se desintegran bajo el sol. Sus ventanas, llantas e interiores ya no están, y tampoco ninguna parte operable. Está varada frente a un atado de casas vacías y edificios abandonados. Son las ruinas de Aceredo, un antiguo pueblo en el noroeste de España que quedó bajo el agua hace tres décadas cuando una represa hidroeléctrica inundó el valle.
Ahora, debido a una sequía persistente, los aventureros pueden recorrer este pueblo fantasma a pie.
En toda Europa, pueblos, barcos y puentes que habían estado sumergidos —algunos desde hace miles de años— han resurgido este año a medida que los ríos y los embalses se secan. Ha circulado un flujo constante de fotografías impresionantes mientras gran parte del continente enfrenta una serie de olas de calor extremo y una sequía devastadora, dos fenómenos que según los científicos son más probables y graves a causa del cambio climático provocado por el ser humano.
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