Por: Julio Gambina
Se condiciona el gasto público social (en educación, salud, salarios estatales) en función de los pagos de la deuda pública.
Sergio Massa, el ministro de economía de la Argentina, se encuentra en Washington con múltiples negociaciones con empresarios, inversores, sobre todo en los negocios estratégicos del modelo productivo argentino, sean los hidrocarburos, especialmente Vaca Muerta, gas y petróleo; pero también con la minería y muy especialmente con los desarrollos presentes y futuros del litio; pero también y por supuesto, potenciando el modelo del agro-negocio de exportación con epicentro en la soja y sus derivados.
Tengamos en cuenta que Massa desembarco en EEUU para negociaciones con el FMI y captar inversiones, pero con el “dulce” que representaba haber concedido un tipo de cambio de 200 pesos por dólar para el negocio de la exportación de la soja, lo que le trajo réditos más que importantes a ese núcleo del poder económico en el capitalismo local.
Con esa medida, se esperaba en los primeros días de la semana pasada obtener unos mil millones de dólares por la venta de soja, y en rigor, en la primera semana lograron unos 2.300 millones de dólares. El objetivo para todo el mes es de 5 mil millones de dólares. Todo indica que el objetivo se cumplirá.
Lógicamente, otros sectores de la producción primaria y secundaria solicitan un tratamiento similar. Es el camino de la devaluación en cuotas o sectorial, en desmedro de los ingresos populares.
Así como hay “dólar soja”, se pretende que haya un “dólar maíz”, por ejemplo. El problema es que la producción de soja se coloca, mayoritariamente, en el mercado mundial. Por ende, no tendría impacto en la inflación local, porque la soja no se consume en el mercado interno.
Con el maíz pasaría algo distinto porque si se consume en el mercado interno y podría impactar en los precios.
Preocupa el tema, porque la inflación del mes que paso, que conoceremos esta semana, va a estar entre el 6% y el 7%, y la inflación anualizada proyectada estará entre el 90% y el 100%.
En ese marco, desde el ministerio de economía se analiza como otorgar concesiones al poder económico, productivo, financiero en función de obtener divisas para fortalecer las reservas internacionales.
Un tema adicional es el costo financiero que tiene ese tipo de cambio especial para la liquidación de la soja. Porque claro, los productores y exportadores de la argentina liquidan sus exportaciones de soja a 200 pesos por dólar y se supone que el banco central paga esos dólares a los exportadores, al tiempo que les permite mantenerlos en el exterior.
Para comprar esos dólares, el BCRA tiene que emitir pesos. Por lo tanto, el éxito por la liquidación de divisas supone una gigantesca emisión monetaria con enorme costo financiero, porque la autoridad monetaria debe esterilizar esos pesos emitidos para cumplir con el acuerdo con el FMI.
El BCRA debe pagar tasas de intereses elevadas para retirar los pesos volcados al mercado. Si bien es deuda en pesos, en tanto mecanismo de crecimiento de la deuda pública interna, condiciona los futuros presupuestos.
De ese modo se condiciona el gasto público social (en educación, salud, salarios estatales) en función de los pagos de la deuda pública, sea de la deuda externa en divisas o de la deuda interna en pesos.
Se sostiene que deber en pesos es mejor que deber en dólares porque es una deuda interestatal. Eso es correcto en general, pero en particular los pagos de intereses de la deuda interna tienen impacto en que gasto público se privilegia: si los gastos por la deuda, o el gasto social, que incluye la educación, salud, vivienda, promoción del empleo o de las económicas regionales.
El FMI aprueba la segunda auditoria
La presencia en Washington de Sergio Massa consolida la política de ajuste y de reestructuración regresiva incluida en el acuerdo con el FMI, fortaleciendo así los lazos de la dependencia y subordinación a la lógica transnacional del capital.
Son elementos que confirma el propio FMI, que en un comunicado con declaraciones de la Directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, sobre Argentina, se destaca la “fructífera semana de reuniones técnicas presenciales en el marco de la segunda revisión del programa del Acuerdo Ampliado del FMI con Argentina” [1].
Entre los datos positivos que difunde el gobierno y el ministerio de economía (presentados al FMI) está el ingreso de unos tres mil millones de dólares entre préstamos concedidos por parte del BID y del Banco Mundial, los que se han liberado en tanto y en cuanto el gobierno argentino ha otorgado concesiones como el mencionado dólar soja y otros temas que permiten postergar el proceso de devaluación general de la moneda, pero que aceleran el proceso de adecuación del tipo de cambio oficial a lo que requieren los grandes productores, exportadores y especuladores de la economía argentina.
Por ello, la Directora Gerente del FMI destaca que “felicitó” al ministro por “estabilizar los mercados y revertir un escenario de alta volatilidad”, claro que concediendo la principal reivindicación del sector agroexportador de soja, al tiempo que destacó el “compromiso e impulso para lograr las metas del programa—que se mantendrán sin ser alteradas–y los concluyentes avances logrados”, en materia de ajuste fiscal y monetario, como de acumulación de reservas internacionales.
La mención de la Georgieva apunta a la inestabilidad política generada por la corrida cambiaria de las últimas semanas.
Son señales del poder mundial radicado en Washington que le otorgan aire político al gobierno y que más allá del debate entre dolarizar o devaluar, se acelera el proceso del ajuste y el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la población, algo que se consolida con el dato de inflación que conoceremos esta semana respecto del último mes, que augura una inflación cercana a los tres dígitos.
La transferencia de ingresos que opera vía remarcaciones de precios y la consolidación del programa de ajuste con el FMI, demanda la emergencia de una alternativa política que superen las opciones de gestión del capitalismo.
Nota:
[1] FMI, en: https://www.imf.org/es/News/Articles/2022/09/12/pr22302-argentina-statement-by-imf-md-kristalina-georgieva-on-argentina (12/09/2022)
Julio C. Gambina. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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