Por: RT
Este creador, licenciado en computación y técnico en electricidad, ha aprovechado estas habilidades para darle vida —junto a su familia— a la agrupación Luthería Digital Ensamble, en la que experimentan con ritmos tradicionales venezolanos y anglosajones,fusionados con estos innovadores instrumentos digitales, para recrear un estilo vanguardista.
Víctor comenta que desde niño, cuando vivía en su ciudad natal, Barinas —ubicada en los llanos de Venezuela— ha estado inmerso junto a su familia en la música. Así aprendió a tocar la guitarra, con la que participó en talleres de maestros como Alirio Díaz, Aquiles Báez, María Pina Roberti, entre otros.
Gracias a su inventiva, en el año 2002 viajó a Bruselas para representar a Venezuela en la 51° edición de "Eureka" —la exhibición mundial de investigación y nuevas tecnologías— con su instrumento musical "Arpa Láser", con el que ganó la medalla de oro del evento y el premio a la "Mejor invención de un país en vías de desarrollo", que le fue otorgado por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI).
Para entonces, explica Víctor, el "Arpa Láser" era en un instrumento que se podía ejecutar sin tocarlo, pues utilizaba un sistema de rayos infrarrojos que detectaban la colocación y cercanía de las manos para cambiar las notas musicales.
"Era un arpa con rayos láser, un prototipo didáctico con el que se podía hacer música pero tenía sus limitaciones", dice Víctor en entrevista con RT. El músico explica que ahora el instrumento lleva otro nombre y es sumamente versátil.
La Arplana
Víctor, que ahora reside en Valencia, una ciudad del centro-norte de Venezuela, cuenta que fue mejorando el prototipo inicial de la Arpa Láser hasta llegar al diseño actual, que desde 2014 se llama "Arplana", un instrumento fabricado a mano con madera de pino y que entre sus características tiene salida de audio estéreo, entrada de pedal de expresión y controles de parámetro en tiempo real con pantalla LCD.
"Actualmente es un arpa táctil, como funcionan las pantallas de los celulares, y guarda la similitud a un teclado pero sin teclas. Trabaja con varias escalas que se pueden modificar. Viene en escala diatónica, pero se puede cambiar a cromática o pentatónica. Además del sonido del arpa, se le pueden añadir o cambiar por otros y configurar al gusto".
La Arplana funciona con un sintetizador interno y cuenta con una salida de sonidos en formato midi, que se puede anexar a otros instrumentos que tengan sintetizadores o programas computarizados, y que actúan como emuladores.
Víctor comenta que cuando decidió crear el arpa digital, lo hizo pensando en resaltar la venezolanidad, pues en su país este instrumento de cuerdas es protagonista de la llamada música llanera, uno de los géneros locales más extendidos.
"Nuestra familia, que viene de Barinas, ha tocado instrumentos siempre, desde pequeños, así como la música venezolana tradicional. Por eso, siempre he creído que hay que resaltar lo que uno sabe hacer y lo que es propio de la región de donde uno nace".
Los instrumentos que no se tocan
La inquietud de Víctor por crear en torno a la música lo ha llevado a diseñar varios prototipos de instrumentos y aplicaciones de síntesis de sonido para controlar los dispositivos digitales. Pero su trabajo no ha sido fácil, le tocó enfrentar las dificultades generadas por las sanciones extranjeras impuestas al país en la última década, la crisis económica y los problemas para conseguir repuestos y partes, que en su mayoría son de fabricación foránea.
Sin embargo, Víctor siguió creando y así como diseñó las arpas digitales, creó también el Percutrón, un instrumento de percusión con tecnología táctil que fabricó en 2015, el Palo de Lluvia digital (2011), un secuenciador analógico (2010), y dos prototipos de guitarras táctil —sin cuerdas— en 2007 y 2009. Con estas creaciones ganó, en 2015, la Mención Honorífica del Premio Nacional a la Inventiva Tecnológica Popular "Luis Zambrano", por el "Desarrollo de Instrumentos Musicales Digitales basados en Tecnología Táctil".
Además, también ha diseñado instrumentos que no se tocan. El primero lo hizo en 2004 y fue una batería de luz infrarroja que suena colocando las baquetas —sin tocar los 'tambores'— a una altura y lugar que detectan los sensores del aparato.
Luego, en 2012, creó el "Theremin Digital", inspirado en el original del físico y músico ruso Leon Theremin, inventado en 1920 y que es considerado como uno de los primeros instrumentos electrónicos que se controlan sin contacto físico. "El original funciona como una radio y registra la capacitancia entre la mano y la antena. Yo hice una recreación digital que funciona con luz infrarroja que emite energía y detecta el movimiento de las manos. Entonces, la cantidad de energía que regresa al aparato, por la cercanía o distancia de la mano, reproduce una nota musical. Además, lleva una luz azul que ayuda a ejecutar mejor el instrumento porque la infrarroja no se ve".
Además, el Theremin de Víctor tiene la particularidad de que reproduce un sonido en formato midi que no es continuo y va nota por nota. "Cada nota va bien afinada a la correspondiente altura de la mano y tiene la posibilidad de hacer acordes modales dependientes de la escala que se esté tocando".
Víctor sigue trabajando en perfeccionar sus instrumentos mientras espera que alguna empresa o institución pública se pueda interesar en producir y masificar sus creaciones a gran escala. "Espero en futuro cercano poder comercializarlos, obtener el apoyo del alguna institución o empresa. Sin embargo, si alguien se interesa en obtener uno de estos instrumentos puede contactarme".
¿Quiénes forman parte de la Luthería Digital Ensamble?
La misma pasión por diseñar estos innovadores instrumentos y su necesidad de ponerlos a prueba ha llevado a que la familia de Víctor los utilice en versiones de clásicos del rock, pop y música clásica, que se integran con los ritmos tradicionales venezolanos.
Así nace la Luthería Digital Ensamble, agrupación creada en 2017 e integrada por la hermana de Víctor, Luisa Liceth Hernández, ejecutante del cuatro y la voz, ganadora en 2004 del Primer Festival de la Siembra del Cuatro y con una amplia carrera en la que ha compartido con intérpretes y agrupaciones como Cecilia Todd, el Quinto Criollo, Raíces de Venezuela, entre otros.
Los otros dos integrantes son sobrinos de Víctor. Luisana Ortega Hernández, que toca piano, teclados y la Arplana, es Licenciada en Educación Musical, profesora del Conservatorio de Caracas, ejecutante y estudiante de varios instrumentos como el violín y el acordeón. El cuarto miembro es Alfonso Camacaro Hernández, un adolescente que comparte sus estudios de bachillerato con el piano, la batería, el teclado y el bajo. En la agrupación toca las maracas y el Percutrón.
"Tocamos música tradicional en todas sus variantes, llanera, gaitas, aguinaldos, merengues. Lo hacemos con mucha responsabilidad y ganas de difundir nuestra venezolanidad, siempre aportando nuevas ideas y elementos que la enriquezcan, para que sea más actual y llame la atención de las nuevas generaciones", comenta Víctor, que en el grupo interpreta la guitarra y el bajo.
"Es emocionante ver al público al terminar una presentación. Se acercan para tocar los instrumentos, para ver cómo suenan, de dónde sale el sonido, cómo se tocan en el aire, que es muy llamativo", comenta Luisa.
Alfonso, a quien le apasiona la electrónica, la informática y la música de Johann Sebastian Bach, dice que cuando toca el Percutrón la gente queda asombrada por la rareza del instrumento. Las experiencias "más gratificantes y difíciles" en el Ensamble las ha tenido Luisana con la Arplana, pues para ella ha sido un reto tocarla sin tener una técnica y un método. Por eso, se ha propuesto la tarea de diseñar uno a futuro.
Orlando Rangel Y.
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